Apenas fue detenido en la sede del santuario de Shoenstatt, el sábado pasado, el cura Patricio Cruz Viale fue llevado al establecimiento penitenciario de Bouwer. Esa noche durmió en prisión. Cruz Viale fue asignado al Módulo 1, al ala E, en el principal penal provincial.
Las autoridades penitenciarias niegan que existan presos o pabellones VIP. Pero el E es lo más parecido a ello. Por criterios de agrupabilidad, en el E están los detenidos por causas que se diferencian del común de la población carcelaria, que son los robos, los hurtos y otros delitos contra la propiedad. Son, también, espacios más seguros. La mayoría de los internos en los E tienen alto nivel educativo, y muchos de ellos tenían, antes de caer presos, un nivel socioeconómico de medio a alto y su conducta en prisión es muy buena.
En el E1, por caso, están detenidos quienes fueron integrantes de alguna fuerza de seguridad. Entre ellos, Juan María Bouvier, mandamás de las prisiones en Córdoba durante 15 años, y buena parte de su Estado mayor durante esos años; el exsubjefe de Policía Alejandro Mercado, y el también exsubjefe de Policía y durante muchos años director de Bomberos Osvaldo Folli.
En el E2 están encerrados familiares de integrantes de las fuerzas de seguridad. Se los separa del resto de la población por su seguridad.
En el E3 están presos los profesionales y los empresarios. La celebridad en este pabellón es Leonardo Cositorto, quien incluso todavía imparte sus particulares clases de “coaching ontológico espiritual” en su propia celda.
Patricio Cruz Viale fue destinado al E4, un ala en la que están detenidos otros religiosos (varios de ellos, de cultos evangélicos, también acusados de delitos contra la integridad sexual) y el exdirector de Defensa Civil de la Provincia, Diego Concha, condenado en primera instancia a prisión perpetua por el femicidio indirecto de la bombero Luana Ludueña, producido luego de una agresión sexual. El sacerdote no comparte celda, pero sí espacios de uso común con Concha.
Celebridad carcelaria
–Buen día, padre.
–Buen día, hijo.
Los presos del E estaban más que informados de la llegada de Cruz Viale y nadie lo tuvo que presentar. Desde el momento en que llegó al panóptico central del MD1, Cruz Viale llamó la atención de los internos que tienen permiso para deambular por sus fajinas o por encontrarse en camino a la entrevista con sus abogados.
A partir de la producción del informe especial “El purgatorio de los perpetuos”, sobre los presos que cumplen condenas a perpetua en las cárceles de Córdoba, llega mucha información del interior de las cárceles. En las últimas horas, “la noticia” fue Cruz Viale.
La llegada de Cruz Viale compartió el grueso de los comentarios junto con la historia del preso que, tras conseguir que se acepte un cambio de identidad de género, fue trasladado al establecimiento penitenciario 3, de mujeres, donde cometió un abuso sexual, por el que también fue condenado. Los internos recuerdan que hay un caso similar pendiente de resolución: el de un expolicía, condenado por el homicidio de una mujer, que se autopercibe mujer y que ya ha llevado el planteo al Juzgado de Ejecución Penal.
“Se lo vio algo perdido, sin saber dónde lo llevarían, aunque calmo. Aquí a los religiosos siempre se los trata muy bien, y esta no fue la excepción. Él también saludó de manera amable a todo quien se le acercaba”, comentó uno de los presos, que usó su llamada desde la cárcel para hablar con La Voz.
A las pocas horas de estar encerrado, Cruz Viale recibió la visita de su abogado Ignacio Carranza, quien le llevó un paquete con alimentos y elementos de higiene personal.
La instancia en la que se define si seguirá encerrado
Carranza, tras esa entrevista, asumió su defensa en la fiscalía de Juan Ávila Echenique y declaró que Cruz Viale está dispuesto a ir ya a una declaración indagatoria, el paso que sigue en la instrucción y el que corta el secreto de sumario para las partes y empieza la cuenta regresiva de 10 días para la definición de la situación procesal de un detenido: si se confirma o no su prisión preventiva.
En este caso, esa instancia es un desafío especial para el fiscal, puesto que tendría que fundar el pedido de sostener el encierro de Cruz Viale en la posibilidad de que pueda fugarse o que revista peligro procesal su permanencia en libertad mientras se completa la investigación penal preparatoria. Cruz Viale era la máxima autoridad del movimiento de Schoenstatt en Córdoba, y sólo tenía por encima la supervisión del Superior provincial de la congregación, Javier Pol.
