El choque entre ideologías políticas dentro del ámbito del trabajo aparece cada vez con más frecuencia. Y es que las grietas sociales dicen “presente” también en el contexto de la oficina generando, en ocasiones, situaciones incómodas.
Santiago Bras Harriot, coach ejecutivo y fundador de Coaching Argentina trabaja a diario con líderes y profesionales de todo tipo y explica que las diferencias siempre están latentes.
Un jefe que opina fuerte en las reuniones. Un compañero que no deja pasar oportunidad para marcar su postura. Otros, en el medio, sintiendo que cualquier palabra puede transformarse en un campo de batalla.
Qué hacer cuando la política empieza a afectar el clima laboral
Bras Harriot brinda algunas claves para superar este desafío en los equipos de trabajo.
- Recordar el propósito por el que cada uno está ahí: ninguna persona está allí para convencer a nadie ni para cambiarle la ideología a jefes o colegas. Cada uno está para aportar valor, crecer profesionalmente y cumplir objetivos. Volver al centro, al motivo real de cada presencia en esa empresa permite dar perspectiva.
- Poner límites sin entrar en la guerra: “Prefiero no mezclar política con trabajo, pero hablemos del proyecto que tenemos que sacar adelante”, podría ser una respuesta oportuna. Firme, claro, sin agredir. No es huir del conflicto, es redirigirlo hacia lo productivo.
- Gestionar la emocionalidad: respiración consciente, lenguaje corporal neutro e incluso frases de transición que bajan la tensión: “Entiendo tu punto, pero volvamos al tema central”.

Un ejemplo real
Santiago explica que en su rol de coach, hace poco tiempo le tocó acompañar a un gerente que sentía que su jefe, con una ideología opuesta a la suya, lo evaluaba de manera sesgada. Su propuesta fue dar un giro en el enfoque: “¿Cómo podés hacer que te evalúe por resultados, no por afinidad?”.
“Redefinimos indicadores medibles, agendamos reuniones enfocadas únicamente en objetivos y logramos que, a los tres meses, su desempeño fuera reconocido públicamente. La política seguía allí, pero ya no lo afectaba”, explica.
La clave
La política es parte del mundo y también del trabajo. Pero cada uno decide si lo define o si es apenas un ruido de fondo. Con las herramientas correctas, se pueden atravesar esos ambientes sin perder la esencia ni eficacia.