En el mundo de la jardinería, la bignonia se convirtió en la favorita de quienes buscan transformar espacios exteriores con un toque de color y elegancia sin complicaciones.
Esta planta trepadora, conocida por su floración espectacular en junio, es la solución perfecta para cubrir paredes, pérgolas o cercas con un manto de flores vibrantes en tonos naranjas, rojos o amarillos, según la variedad.
La bignonia, también llamada Campsis radicans o enredadera de trompeta, destaca por su resistencia y adaptabilidad. Según publicaciones especializadas en jardinería, esta planta prospera en climas cálidos y soporta periodos de sequía, lo que la hace ideal para regiones con poca disponibilidad de agua. Su capacidad para crecer con mínimo mantenimiento la convierte en una opción sostenible para decorar jardines, patios o fachadas.

Por qué elegir la bignonia
- Floración vibrante: en junio, sus flores en forma de trompeta atraen colibríes y mariposas, añadiendo vida al entorno.
- Bajo consumo de agua: perfecta para jardines ecológicos, la bignonia requiere riego moderado una vez establecida.
- Crecimiento rápido: cubre paredes y estructuras en poco tiempo, ideal para quienes buscan resultados inmediatos.
- Fácil mantenimiento: resistente a plagas y enfermedades, no necesita cuidados intensivos.
Cómo cultivarla
La bignonia prefiere suelos bien drenados y exposición al sol, aunque tolera sombra parcial. Es recomendable podarla después de la floración para controlar su crecimiento y mantener su forma. Según expertos, plantarla en primavera asegura un desarrollo óptimo para su esplendor en junio.
Incorporar la bignonia no solo embellece, sino que también contribuye a la sostenibilidad al reducir la necesidad de riego frecuente. Es una aliada para crear muros verdes que refrescan el ambiente y mejoran la estética de cualquier espacio exterior.
