Tras casi dos años sin ediciones, la histórica revista “La Luciérnaga” vuelve a rondar por las calles de Córdoba y, a través de una alianza especial, es impresa en la planta de La Voz. La edición continúa siendo mensual, pero con un formato nuevo, de periódico a color.
A pesar de los cambios, “La Luci” mantiene intacto el objetivo con el cual nació en 1995: apostar a la cultura del trabajo, integrando a jóvenes de sectores vulnerables a un proyecto que les permita un sustento económico digno. El primer número de esta nueva etapa está disponible desde los primeros días de septiembre.
El acto de relanzamiento tuvo lugar ayer a las 18 en el auditorio de La Voz, del que participaron directivos y coordinadores de la revista, autoridades del diario y funcionarios de la Municipalidad de Córdoba, entre ellos el actual viceintendente e intendente electo Daniel Passerini. entre otros. Por el diario, estuvieron presentes Juan Tillard, gerente general; Carlos Jornet, director periodístico; y Sebastián Lazcano, gerente Comercial y de Marketing.
“En la pandemia vimos la urgente necesidad de darle nuevamente a los chicos una fuente de trabajo. La Luciérnaga es un legado de tres generaciones de pibes y sus hijos. Esto que hoy renace sigue construyendo ese legado. Empezamos con una vocación de servicio y terminamos recibiendo más de lo que damos, y hoy eso se repite”, dijo con emoción Oscar Arias, histórico fundador de la revista.
Arias hizo hincapié en el gran trabajo que se hace desde la revista en un contexto económico y de inseguridad complicado. “Es maravilloso que 30 familias recuperen hoy su trabajo y también es importante darles un espacio en el sistema. Los jóvenes que están en situación de vulneración social necesitan oportunidades, los chicos de La Luciérnaga lo demuestran día a día: en vez de un fierro agarran una revista”, comparó.
El coordinador también reconoció a las autoridades provinciales por ayudar en momentos de pandemia a los jóvenes que formaban parte de la revista, quienes se quedaron sin su sustento económico.
“Agradecemos a La Voz por este enorme gesto de responsabilidad social. La Luciérnaga es una parte de la ciudad y estamos muy emocionados de que vuelva a brillar esta luz. El desafío en este renacer de la revista es ser fuertes, y vamos a seguir ayudando para que se siga promoviendo la cultura del encuentro y del trabajo”, dijo por su parte Passerini.
En ese sentido, el viceintendente hizo entrega de una distinción a quienes forman parte del medio gráfico para valorar la tarea social que realizan junto a jóvenes en situación de vulnerabilidad de la ciudad.
El acto fue emocionante desde el inicio, cuando se proyectó un video que recopilaba los primeros días de “La Luci”. Los canillitas de la revista se hicieron presentes en el escenario del auditorio y agradecieron la oportunidad de formar parte de esa cooperativa social.
Además de comunicar periodismo del bueno, La Luciérnaga sigue colaborando con las familiar de quienes forman parte de la revista. La Casa de La Luciérnaga es su centro comunitario (Vélez Sársfield 1180), donde se les brinda a los chicos desayuno, almuerzo, apoyo escolar, dispositivos de salud y actividades recreativas, entre otros servicios.
Nuevo formato, mismo objetivo
La reconocida revista cambia su formato al de un periódico. Una de las razones es económica, ante el elevado precio que tiene el papel de revista. Con un tamaño similar y con imágenes a color, “La Luci” sigue difundiendo los temas que históricamente albergaban sus páginas: el barrio, su gente, los trabajadores, la cultura cordobesa.
“Tenemos dos líneas en la revista: la barriada de Córdoba y buenas noticias de impacto social. En septiembre hicimos una tirada de 4 mil ejemplares, y la idea es ir incrementando las unidades. La revista está hecha por periodistas, vecinos, líderes sociales e ilustradores”, remarcó María José Catalán, presidenta de la asociación civil de La Luciérnaga.
Hoy, 20 chicos salen todos los días a vender la edición impresa, pero apuntan a llegar a 60 vendedores.
Un poco de historia
La Luciérnaga nació el 20 de julio de 1995 en un contexto de profunda crisis social y económica , con altos números de desempleo para los argentinos. Fue la primera revista de América latina realizada por jóvenes vulnerables de distintos barrios de Córdoba.
El proyecto fue fundado por Oscar Arias y Fabiana Visintini, quienes tomaron la idea de la revista española “La Farola”. Comenzaron con un pequeño grupo de siete chicos de barrios vulnerables, pero los propios jóvenes difundieron la iniciativa y fue aumentando el número de colaboradores.
La Luciérnaga depende principalmente del aporte de la gente que compra la revista todos los meses y, en menor medida, de la publicidad y las donaciones esporádicas que reciben.
