La doble limpieza es un procedimiento que consiste en limpiar el rostro en dos fases distintas. Se obtiene como resultado una limpieza más efectiva y profunda. La piel queda sin obstrucciones y con una capacidad de absorción intacta, lo cual permite recibir una mayor cantidad de componentes beneficiosos para la salud del órgano más grande del cuerpo.
Un cutis saludable implica una textura luminosa, homogénea, oxigenada y libre de imperfecciones y puntos negros.
La profesional facialista, Pilar Gaudí comentó sobre su experiencia personal: “Personalmente, empezar a realizar este ritual supuso para mí un antes y un después, una combinación única entre higiene y salud cutánea que es perfecta para hacer en la noche. La recomiendo sobre todo en pieles que requieran de un cuidado más profundo y para aquellas que no se conforman con cualquier producto y buscan la excelencia en los rituales de limpieza”.
Procedimiento y beneficios
Aquí se utilizan dos tipo de limpiadores para que la piel quede libre de impurezas.
- Paso 1: limpiador con base de aceite. Esta fase utiliza un limpiador con base oleosa, el cual actúa como un imán para los residuos liposolubles que se acumulan en los poros. Los limpiadores con base aceite son capaces de disolver el sebo, los restos de maquillaje y los protectores solares que los limpiadores acuosos no pueden eliminar por sí solos. Aceites esenciales para rostro: aceite de semilla de jojoba, de coco, de onagra, de nuez de macadamia o de alazor.
- Paso 2: limpiador con base de agua. Estos pueden ser agua micelar hidratante o geles limpiadores. Su función es eliminar sustancias de base acuosa como sudor o partículas contaminantes. Este paso deja la piel preparada para absorber ingredientes activos de los productos de tratamiento posteriores.

Luego de estos pasos, lo ideal es agregar un tonificador, así la superficie de la piel queda higienizada y los poros libres de residuos. Luego de esto, durante la noche se dará un proceso de regeneración y absorción de principios activos de alguna crema o tratamiento que se aplique.
Para cada piel, hay diferentes necesidades
A pesar de que es un método versátil, es importante adaptar la elección de productos a las necesidades de cada piel en específico.
Para las pieles grasas o mixtas, el limpiador a base de aceite es adecuado porque “aceite atrae aceite”, lo cual ayuda a eliminar el sebo. Para el segundo paso, se recomiendan limpiadores en gel o arcilla con ingredientes como ácido glicólico, té verde, o rosa, para equilibrar la humedad y regular el sebo. Si se prefiere, el primer paso puede ser sustituido por agua micelar.

Para pieles secas, en el primer paso se recomienda optar por emolientes y bálsamos limpiadores con manteca de karité o aceites de girasol, coco o jojoba para restablecer la barrera lipídica. En el segundo paso, se puede elegir ingredientes anti-envejecimiento como vitamina C, té verde y ácidos hialurónico o glicólico.
Para pieles sensibles se debe optar por un aceite limpiador suave y no comedogénico para el primer paso, que contenga antioxidantes y antiinflamatorios como vitamina E o aloe. El segundo limpiador debe tener agentes exfoliantes como ácido salicílico y glicólico para destapar los poros y aclarar imperfecciones.
























