Unicef cumple 40 años de presencia permanente en la Argentina y eligió a Córdoba como punto de partida para celebrar el aniversario con un recorrido federal.
En la Legislatura provincial, el organismo recibió un reconocimiento especial. Además, participaron del Encuentro Federal de Primeros Años que organizaron junto a la Defensoría de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes de Córdoba para el 21 y 22 de mayo pasados.
En ese marco, su director, Rafael Ramírez Mesec, dialogó con La Voz sobre el camino recorrido y los nuevos desafíos de Unicef Argentina.
También participaron del encuentro Amelia López, defensora de Niños, Niñas y Adolescentes de Córdoba; María Elena Úbeda, representante adjunta de Unicef en Argentina; y Sebastián Waisgrais, especialista en Inclusión Social y Monitoreo de Unicef Argentina.
–¿Qué significa este aniversario para Unicef en Argentina?
–Aunque Unicef se fundó después de la Segunda Guerra Mundial, comenzamos a trabajar con Argentina en 1957 a través de los primeros acuerdos de cooperación. Pero fue recién en mayo de 1985 que abrimos nuestra oficina en el país. Desde entonces, venimos trabajando de manera sostenida y cercana con el Estado y la sociedad civil, acompañando políticas públicas y procesos institucionales.
–¿Qué hitos destacaría de estas cuatro décadas?
–En los años ’80, trabajamos fuertemente junto al Ministerio de Salud en la lucha contra la anemia infantil, y contribuimos técnicamente para la sanción de la Ley de Fortificación de Harinas con hierro y ácido fólico. En los 2000, acompañamos activamente la sanción de la Ley de Protección Integral de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (26.061), que alineó el marco legal argentino con la Convención sobre los Derechos del Niño. Más recientemente, en la última década, impulsamos programas como las secundarias rurales mediadas por tecnología y, desde hace cinco años, el programa Muna (Municipios Unidos por la Niñez y la Adolescencia), que ya alcanza a unos 150 municipios en 10 provincias, incluyendo 18 localidades en Córdoba.
–¿Cómo definiría el momento actual de la infancia en Argentina?
–Argentina tiene una legislación muy avanzada en materia de derechos de infancia, pero su aplicación enfrenta desafíos grandes, sobre todo por el contexto de crisis económica. Hay esfuerzos por sostener políticas clave, como el aumento de la Asignación Universal por Hijo (AUH) o la Tarjeta Alimentar, que han sido importantes para mitigar el impacto del ajuste económico. Pero necesitamos que esa contención se transforme en una inversión sostenida para revertir las brechas en salud, educación y protección.
Contexto de crisis
–¿Qué impacto tiene la situación económica sobre la niñez?
–Lamentablemente, en contextos de crisis, las niñas y los niños son siempre los más afectados. Cuando falta el empleo, se deterioran los ingresos familiares y muchas veces se postergan controles médicos, se interrumpen trayectorias educativas o se acentúan situaciones de violencia. Argentina ya lleva más de una década sin crecimiento sostenido, y eso se traduce en mayor vulnerabilidad infantil. Hay respuestas puntuales valiosas, pero necesitamos una estrategia de mediano y largo plazo.
–¿Qué nuevos desafíos ven en el horizonte?
–Uno central es el entorno digital. La tecnología trae oportunidades enormes para el aprendizaje, la participación y la inclusión, pero también riesgos serios: violencia en línea, exposición a contenidos nocivos, salud mental deteriorada. Son problemas nuevos que requieren respuestas nuevas. Y ahí Unicef, con su experiencia global y presencia local, puede aportar mucho.
–¿Las instituciones están preparadas para ese desafío?
–La velocidad del avance tecnológico supera la capacidad de respuesta del Estado, de las familias y de los sistemas educativos. Por eso insistimos en la necesidad de desarrollar marcos normativos, estrategias de alfabetización digital, acompañamiento emocional y fortalecimiento de capacidades en docentes, cuidadores y adultos referentes. Es un reto enorme y urgente.
–¿Y qué lugar ocupa hoy Muna en ese sistema?
–Muna (Municipios Unido por la Niñez y la Adolescencia) es una herramienta muy potente porque trabaja desde el nivel municipal, donde suceden las cosas. No se trata solo de programas o recursos, sino de transformar la forma de gobernar: poner a la niñez en el centro, planificar con datos, incluir la voz de chicos y chicas en la gestión. Estamos orgullosos del alcance que ha tenido, y esperamos seguir creciendo.
–¿Cómo ha sido el vínculo con el Estado nacional actual, teniendo en cuenta el achicamiento en muchas áreas?
–Hubo cierta confusión al principio, como en todo cambio de gobierno. Pero con el tiempo fuimos encontrando a los interlocutores, especialmente en el Ministerio de Capital Humano y sus distintas Secretarías. También seguimos trabajando con las provincias y las intendencias con muy buen diálogo. Sabemos que los niños no pueden esperar, por eso buscamos ser siempre parte de la solución.
La vinculación de Unicef con la Defensoría
Unicef brinda apoyo a gobiernos En los tres niveles: nacional, provincial y municipal), instituciones y organizaciones de la niñez con asistencia técnica y evidencia científica. La Defensora de Niños, Niñas y Adolescentes de Córdoba, Amelia López, remarcó el apoyo de Unicef para que se implementara la figura de las Defensorías en distintas provincias del país. “La Ley de Protección Integral se sancionó en 2005, pero pasaron 15 años hasta que se designó a los defensores nacionales. Durante ese tiempo, Unicef acompañó, apoyó técnicamente, e insistió en la necesidad de concretar esa institucionalidad”, destacó López.
Trabajo en la pandemia
Los directivos de Unicef relataron que tuvieron un desafío particular en el tiempo de pandemia: “Tuvimos que aliarnos con iglesias, ONG’s y organizaciones territoriales, para dar respuestas rápidas: alimentación, apoyo psicosocial, agua, violencia, vuelta a clases. Incluso apoyamos con insumos para la refrigeración de vacunas del calendario”, dijo Sebastián Waisgrais, especialista en Inclusión Social y Monitoreo de Unicef Argentina. Y agregó: “Fue un trabajo muy amplio y articulado que duró dos años e intentó contener el impacto fuerte que tuvo el encierro sobre los chicos, especialmente en contextos vulnerables”.
El desafío de la primera infancia
El Congreso propuesto por Unicef y la Defensoría tuvieron como eje la primera infancia, por la importancia de esta etapa en el desarrollo del niño. “En los primeros años se establece toda la base del desarrollo futuro. Por eso es crucial garantizar entornos protegidos, buena nutrición, afecto y acceso a salud. Las consecuencias de no intervenir en esta etapa son profundas. Y necesitamos mejorar la articulación entre niveles del Estado, como se ha avanzado en Córdoba, para evitar duplicaciones y asegurar el acceso efectivo a todos los servicios”, dijo María Elena Úbeda, Representante Adjunta de Unicef en Argentina.