Cada año se repite: el segundo semestre (que acaba de comenzar) marca en Córdoba claramente la mayor incidencia de los incendios forestales y rurales.
De enero a julio, las condiciones climáticas generan una realidad de mucho menor riesgo de fuego.
Esa historia se repite en este 2025: en el primer semestre de este año se quemaron en Córdoba 2.737 hectáreas. Es algo más de la superficie afectada en 2024 en el mismo período, y algo menos de lo reportado en 2023 y 2022.
Los números que cada año hacen saltar la vara son los del segundo semestre, sobre todo los de agosto y septiembre, cuando los vientos reinantes, las lluvias habitualmente escasas, la temperatura ya en alza y los pastizales resecos tras el invierno, generan el cuadro que favorece el inicio de fuegos y las mayores dificultades para contenerlos.
Entre enero y julio de este año se quemaron 2.737 hectáreas, una cifra similar a las 2.479 hectáreas del año 2024, a las 3.008 contabilizadas en ese semestre de 2023 y a las 3.790 hectáreas de 2022.
Para comparar la incidencia en los dos semestres alcanzan algunos números: en el segundo de 2022 se acumularon 79 mil hectáreas bajo fuego, en el de 2023 fueron 38 mil, y en 2024 la enorme cifra de 100.500 hectáreas.
Los saltos en impacto entre un semestre y otro son siempre notables.

El trimestre abril, mayo, junio
Los últimos datos oficiales sobre incendios en Córdoba muestran que en el trimestre de abril a junio de este año hubo 127 incendios, con 1869 hectáreas afectadas en todo el mapa provincial.
De esos tres meses, por lejos, fue junio el de mayor afectación y el tipo de cobertura predominante fue la de arbustales-matorrales.
Un dato llamativo es que hubo una alta incidencia porcentual de focos en el departamento Capital, por los reiterados focos en su anillo de circunvalación.
En el primer trimestre del año (de enero a marzo), los incendios registrados habían sido 39, con 860 hectáreas quemadas.
Desde hace cuatro años, el registro de incendios para la Secretaría de Gestión de Riesgo y Protección Civil de Córdoba lo lleva adelante el Idecor, un instituto de estadísticas y relevamientos espaciales de la Provincia, en colaboración con técnicos del Inta (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria), de la Conae (Comisión Nacional de Actividades Espaciales) del Observatorio Hidro Meteorológico de Córdoba, de la Dirección de Bosques y de las dos federaciones de cuarteles de bomberos voluntarios. Esos informes se publican en forma trimestral.

El clima que viene en los meses de más riesgo
Desde junio entra en alerta máxima el sistema de prevención y combate de incendios en Córdoba. Este año, la salida del invierno muestra un riesgo más bajo que el habitual, por la mayor humedad registrada en muchos días de junio y julio.
El pronóstico climático del próximo trimestre (julio-agosto-septiembre) es clave para la gestión de los incendios forestales.
Según el Observatorio Hidrometeorológico de Córdoba (OHMC), se presentan condiciones en las que los fenómenos de El Niño y La Niña no están presentes, lo que se conoce como un “tipo neutral”.
“Los modelos de predicción prevén que estas condiciones neutrales se mantendrían durante el invierno, pero que en los meses de primavera ya se observará una probabilidad de evolución a condiciones de más calor y más lluvias de lo habitual”, se anticipó.
Para agosto, se prevén condiciones levemente más cálidas que los promedios históricos y precipitaciones en torno de los valores típicos, que generalmente no superan los 20 o 30 milímetros en todo el territorio provincial.
Para septiembre, se pronostican mayores temperaturas a la media en toda la provincia, con acentuación en el oeste, y precipitaciones mayores a la media para esa época del año en el este y en el noreste provincial, pero menores para el oeste. “De cumplirse esas previsiones se podrían configurar condiciones meteorológicas adversas para el desarrollo y propagación de incendios en el oeste (Traslasierra) y en las zonas serranas en general”, advierte el Observatorio.
En octubre habría un “importante cambio en las condiciones”: los pronósticos muestran una perspectiva de precipitaciones acumuladas mayores a las esperadas para ese mes en casi toda la provincia, y temperaturas en valores dentro de lo habitual o levemente por encima de lo normal.

Si esos pronósticos se cumplen, el mes más complicado para el fuego en Córdoba sería septiembre. Tal como ocurrió en 2024, cuando la cantidad y el tamaño de los incendios fue notoriamente superior en ese mes que en el resto del año.
Un 2024 muy complicado
Córdoba viene de un año 2024 muy complicado por los incendios. En todo el año pasado se hicieron humo 103 mil hectáreas en la provincia, con 578 focos detectados, contando los de más de dos hectáreas.
Fue el segundo peor año de la última década, sólo superado por el triste récord de 2020.
El 90% de los incendios de 2024 se dio en el trimestre de julio, agosto y septiembre.
En Córdoba, el impacto de los incendios es severo y sus efectos no se miden sólo por lo que se quema cada año sino por su volumen acumulativo: en los últimos 10 años las llamas arrasaron 760 mil hectáreas, y si se cuentan las dos últimas décadas la cifra trepa a casi 1,6 millones de hectáreas, que representan el 10% de la superficie total del territorio provincial.

Impactos
Además del daño económico que genera el paso del fuego, son perjudiciales los impactos en materia ambiental, sobre flora, fauna, suelos y recursos hídricos claves.
En la zona serrana y el noroeste, además, los fuegos suelen quemar cada año sectores de bosques nativos, un capital ambiental relevante para esta provincia que, por efecto del desmonte y de los recurrentes incendios, tiene cada vez menor presencia en el territorio. Se estima que Córdoba conserva en buen estado hoy menos del 3% del bosque autóctono que supo albergar un siglo atrás.