En las últimas semanas, Ian Moche, un niño influencer de apenas 12 años reconocido por dar voz a las personas con autismo en toda la Argentina, ha estado el foco de una tormenta que él no eligió.
Desde hace cuatro años recorre el país compartiendo su experiencia en charlas y talleres junto con la ayuda de su mamá Marlene. Ian habla de la condición con la que vive. Se describe a sí mismo como “un niño autista que habla de autismo”.
Sin embargo, días atrás un tuit del presidente Javier Milei que los tilda de kirchneristas provocó tristeza en el niño y un pedido al mandatario borre para que su comentario. Eso no sucedió, y con la ayuda de un abogado, realizaron una denuncia judicial porque entiende que la publicación vulnera los derechos del niño y de las personas con discapacidad.
Con el objetivo de que la sociedad tenga información accesible y comprenda la importancia de la neurodivergencia, este Ian Moche lunes hablará en una conferencia en el Teatro Comedia.
–¿Cuáles son los ejes sobre los cuáles realizas tu charla?
–Es una charla que realizamos con mi mamá en la cuál hablamos de la neurodivergencia en general, de un modo simple y con ejemplos. A veces existen profesionales que no transmiten la información para que todos la entiendan, por eso considero que nuestro aporte es importante. Hablamos de la integración sensorial, las diferentes formas de comunicación y la socialización.
–¿Cómo surgió este activismo que desarrollás sobre el autismo?
–Fue poco tiempo después de la pandemia. Tuvimos una videollamada con una persona diagnosticada con autismo, que se llama Alejandra Aceves, que trabaja hace muchos años en esto, y al finalizar la conversación le dije a mi mamá que quería ser activista. Y allí comenzó este camino que me fue abriendo distintas puertas. Además, me da la posibilidad de conocer personas y lugares. Es una actividad que cada día nos maravilla más.
–Con 12 años, ¿reconocés que es una actividad exigente?
–Yo lo disfruto mucho. Hay personas que dicen que mi mamá “me explota” y no es así. Existen otros chicos que hacen carreras como actores en películas o televisión, o que juegan al fútbol. Es lo mismo. Acá mi familia me acompaña. Es algo que yo quiero hacer y lo cual decidí. No me siento exigido porque soy muy organizado con mis actividades. Lo que más me gusta es ayudar a las personas.
–¿Cómo viviste lo del tuit del presidente Milei?
–Fue una situación complicada para mi y para todos los que vivimos esta condición. Yo solo quiero que se solucione de una manera amigable. Queremos que baje ese tuit, que es agresivo para los niños y para las personas con discapacidad. Además de eso, nos encantaría reunirnos con él. Se nos criticó por aparecer en fotos con políticos, pero la única manera de concretar proyectos que ayuden a mejorar la vida de las personas con autismo es hablar de propuestas. Y nosotros lo hicimos con diferentes partidos políticos.

–¿Qué hacés cuando no estás hablando de autismo?
–Hago muchas actividades. Además de la escuela, me gusta leer, escribir y dibujar, principalmente ojos y estrellas. Además estudio comedia musical y japonés. Paso mucho tiempo con mi familia (además de sus padres, Ian tiene cuatro hermanas) y con mis amigos. Me gusta mucho usar la materia creativa para crear algo, es una sensación muy hermosa.
–¿Cuándo termines la escuela, te gustaría estudiar algo o trabajar en algún área?
–Una de las cosas que me gustaría estudiar es periodismo. Quiero seguir haciendo esta tarea. Además me gustaría ser escritor. Me gusta mucho la fantasía, la posibilidad de crear mundos y universos nuevos, pero puedo escribir también de otros temas. Estoy en un grupo de artistas neurodiversos en el cual compartimos información y que también es un canal de desahogo para nosotros en el que conversamos sobre nuestras emociones.
–¿Cuál es la principal recomendación que le sugerís al público en tus charlas?
–La claves es que nos puedan preguntar a las personas con autismo qué necesitamos para estar mejor. Y ahí podemos hablar de ciertos apoyos que nos ayudan a superar algunos desafíos. Lo que sí es importante remarcar es que en el universo de las personas con autismo hay mucha diversidad. Por eso nosotros los invitamos a que busquen información y se asesoren por profesionales. Es normal que todos seamos diferentes y por ahí pasa el aprender a respetarnos también.
Detrás de un “no”, hay un “sí”
Ian contó que junto a su mamá investigan mucho para que en las charlas puedan enseñar algunos contenidos sobre el autismo. Sin embargo, reconocen que esta condición generalmente no se manifiesta sola y que suele haber concurrencia de otras condiciones o capacidades diferentes.
“Detrás del no, siempre hay un sí, me dice mi mamá”, dice Ian. “Somos algo testarudos, pero porque decimos la verdad de las situaciones que ocurren, de lo que vivimos y sentimos”, asegura.
Al finalizar la entrevista, la intención fue conocer cómo Ian percibe los sentimientos. Su mamá nos contó que, para él, el desafío más grande es poder expresar qué lo hace feliz y qué lo pone triste.

–¿Cómo pudiste sobrellevar ese desafío?
–A buena parte de las personas autistas nos cuesta interpretar las emociones. Por eso, en mi casa cuando necesito expresar algún sentimiento que no puedo poner en palabras toco una campanita. Eso lo hago cuando tengo mucha ansiedad o me desregulo. En ese momento apagamos los televisores y hablamos en familia de lo que nos pasa. En otras palabras es como cuando estas tejiendo y se genera un agujerito. Yo a eso lo llamo una situación estresante. Entonces, para poder reconocer porque me siento mal necesito detenerme en ese agujerito, ver que pasó, y poder recuperar esa emoción antes de continuar.
Charla en Córdoba
Este lunes, a las 16.30 en el Teatro Comedia (Rivadavia 254), Ian Moche hablará en una jornada de reflexión, intercambio y aprendizajes.
Organizada por el Ministerio de Desarrollo Humano la conferencia está destinada a familias, docentes, estudiantes y profesionales e interesados en adquirir herramientas amigables y de acompañamiento.