En un giro que sorprendió a muchos, el Vaticano autorizó ayer la bendición de parejas del mismo sexo y en situaciones “irregulares” para la Iglesia Católica, aunque decidió mantener su oposición al matrimonio homosexual.
“Esta bendición no se realizará al mismo tiempo que los ritos civiles de unión, ni tampoco en conexión con ellos. Ni siquiera con las vestimentas, gestos o palabras propias de un matrimonio”, precisó el documento del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, aprobado por el papa Francisco.
El documento repite ese razonamiento y lo desarrolla, reafirmando que el matrimonio es un sacramento de por vida entre un hombre y una mujer”. No obstante ello, establece que las solicitudes de tales bendiciones no deben negarse por completo.
El documento ofrece una definición extensa del término “bendición” en las Escrituras para insistir en que las personas que buscan una relación trascendente con Dios y buscan su amor y misericordia no deben estar sujetas a “un análisis moral exhaustivo” como condición previa.
“En última instancia, una bendición ofrece a las personas un medio para aumentar su confianza en Dios”, señala el documento vaticano. “La petición de una bendición expresa y alimenta, así, la apertura a la trascendencia, a la misericordia y a la cercanía a Dios en mil circunstancias concretas de la vida, lo cual no es poca cosa en el mundo en que vivimos”.
Y añade: “Es una semilla del Espíritu Santo que debe ser alimentada, no obstaculizada”.
El documento precisó que existe “la posibilidad de bendiciones de parejas en situaciones irregulares y de parejas del mismo sexo, cuya forma no debe encontrar ninguna fijación ritual por parte de las autoridades eclesiásticas, para no producir confusión con la bendición propia del sacramento del matrimonio”.
Esto significa que se podrá dar una bendición informal, pero no se otorgará el derecho a un “casamiento”.
Repercusiones
Una vez conocida la autorización del Vaticano para la bendición de parejas del mismo sexo, referentes de la comunidad LGBTIQ+ de Córdoba se expresaron al respecto. Aunque valoraron la decisión como un “avance” en el reconocimiento de la diversidad en las relaciones, cuestionaron que siguen siendo tratados como “ciudadanos de segunda” sin una verdadera inclusión en la Iglesia.
Al respecto, Juan Pablo Martínez, miembro de la agrupación “1969″, expresó: “Yo creo que esto es en realidad un eufemismo para congraciarse con la comunidad. Me parece que es demagógico. En la práctica se oponen a la Ley de Educación Sexual Integral (ESI), a la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo y demás”.
“Nosotros, individualmente, no nos metemos con las creencias de las personas de la diversidad, cada uno puede profesar su fe. Lo que sí tenemos es una posición muy política, muy independiente de la Iglesia como institución que ha amparado y ampara todo el oscurantismo contra nuestros derechos”, agregó.
Martínez recordó cuando se trató en 2010 la ley de Matrimonio Igualitario: “En ese momento, la Iglesia Católica se alió a las iglesias evangélicas, y fueron férreos opositores al matrimonio igualitario. Iban a las audiencias que se hacían en las provincias a oponerse, a decir que rompíamos la familia tradicional”.
Por su parte, desde la organización Alerta Torta, aunque consideraron “importante” y celebraron cualquier gesto que pueda interpretarse como un avance en la aceptación y reconocimiento de la diversidad de las relaciones, “la firma de este documento es más un recordatorio que para una de las instituciones más grandes y poderosas del mundo seguimos siendo ciudadanos de segunda”.
“Las acciones y el lenguaje de la Iglesia Catolica continúan jerarquizando los vínculos y las familias, enalteciendo lo que considera moralmente correcto según su doctrina: la familia típica heterosexual y considerando al resto como inmorales e irregulares”, dijo Valentina Morales, integrante de la organización.
Asu vez, reconoció la libertad de culto como un derecho para todas las personas, entre ellas las de la comunidad LGBTIQ+, pero sin quedar expuestas a la discriminación. “Esta actitud de darnos una bendicion, pero al mismo tiempo no legitimar nuestros vinculos, es obsoleta, discriminatoria y paternalista”, entendió.
Desde Aleta Torta advierton que la Iglesia Católica es una institución que interviene en la vida social “en su totalidad y no únicamente en la de sus adeptos”, y que por ello “tiene la obligación de esforzarse por una plena aceptación de todas las expresiones de amor y compromiso, independientemente de la orientación sexual de cada uno”.
En tanto, para Ivanna Aguilera, miembro de la asociación civil Flores Diversas e histórica referente trans de Córdoba, no hay nada muy nuevo en esta decisión. “La adelfopoiesis era la bendición de dos personas del mismo sexo o género que se practicaba en la Edad Media. La Iglesia, tratando de ser moderna, reflota un derecho sumamente antiguo”, opinó.
A pesar de ello, consideró un “hecho importante” porque “permite poder poner en debate nuestra participación dentro de la religión católica”. También dijo que abre la discusión sobre si a la comunidad de la diversidad le interesa pertenecer a esta doctrina.
