Los gobiernos locales en todo el mundo –y en la Argentina todavía más, por el punto de partida, que es más elemental– enfrentan el desafío de hacer a las ciudades más amigables con sus habitantes, de que los servicios que se prestan sean más eficientes y de que los reclamos de los vecinos tengan una respuesta más veloz y satisfactoria.
Todos esos aspectos están integrados en el concepto de smart cities. Lucía Bellocchio, fundadora de la consultora Trend Smart Cities, define a una “ciudad inteligente” como aquella que tiene “a la persona en el centro del desarrollo” y, respecto del uso de la big data para solucionar las demandas, agrega que “hay millones de datos, pero hay que saberlos usar para tomar buenas decisiones. Sin datos no puede haber decisiones asertivas. Los datos analizados y aplicados cambian el paradigma, reducen la discrecionalidad”.
En la segunda entrega de la cuarta temporada del ciclo “Voces que suman”, la conversación estuvo orientada a repensar las ciudades y a analizar, por un lado, las demandas prioritarias de los ciudadanos y, por el otro, cómo se estructuran las respuestas y cómo se puede achicar la brecha entre lo que efectivamente perciben los ciudadanos y el potencial que tiene la gestión de datos.
Además de Bellocchio, en el panel participaron Luciano Crisafulli (director de Coalición de Ciudades para la Inteligencia Artificial-Ciar); Sebastián Cortez Oviedo (arquitecto experto en transformación digital sociourbana) y David Cabrera, CEO y cofundador de Wise CX. La moderación fue del periodista Daniel Alonso, coordinador del ciclo que cuenta con la producción ejecutiva de Sebastián Gilli.
Bellocchio repasó que las ciudades atraviesan “momentos de transformación, deben adaptarse al impacto de las tecnologías en todo lo que hacemos y hacerlo pensando en el cambio climático y en poner al ciudadano en el centro de los intereses”.
Señaló que se vive una “intersección entre lo físico y lo virtual” y enfatizó que las ciudades “deben ser inteligentemente sostenibles. La tecnología es un medio no un fin”.
En ese contexto, la consultora indicó que las inversiones que los gobiernos hacen en big data debe estar pensadas para usarlas en diferentes áreas, a la vez que remarcó que es prioritario “invertir en la capacidad de procesar datos, en talentos, en nuevos liderazgos y capacidades”.
Cooperar
Para Bellocchio este panorama también exige nuevas arquitecturas financieras. ”No es solo el Estado, el gobierno. Ese concepto ya no va más. Tampoco todo queda en mano de los privados. Hace falta un diálogo más fluido para generar ecosistemas en los que ambos intervengan”. A ese nivel de cooperación hay que sumarle el de una ciudadanía activa.
Por su experiencia en el sector público y actualmente como consultor de intendentes de diferentes ciudades argentinas interesados en la aplicación de inteligencia artificial (IA), Crisafulli precisó que hay un avance en los procesos de digitalización y que el siguiente paso es “empezar a utilizar los datos”.
Un sondeo realizado por la Ciar reveló que los tres principales desafíos son más agilidad y eficiencia en la atención al vecino y la participación ciudadana; la movilidad (desde el transporte público a la congestión y seguridad en el tránsito) y la seguridad, que si bien no es competencia de las ciudades, “hay que tener una estrategia”.
Los análisis que realiza Wise CX (opera en 60 ciudades latinoamericanas, incluyendo Córdoba), coinciden con esos resultados, dijo Cabrera. “Seguridad, transporte y ecología con eje en la gestión de residuos son las demandas prioritarias de los vecinos”, sintetizó.
El software desarrollado por la empresa permite “entender quién habla y de qué; sirve para establecer prioridades”, explicó. En un primer nivel, la herramienta captura las conversaciones en todas las vías formales de comunicación de los vecinos con el municipio. “La IA permite entender cómo habla, el humor, el sentimiento”, detalló. Además, también relevan lo que las personas exponen en sus redes sociales.
Cabrera indicó que esos mapeos “ayudan” a los gobiernos locales a llegar mejor con las respuestas a los ciudadanos. “La relación costo-beneficio es alta, abarata decisiones porque se puede ir directamente al reclamo y no manejarse a tientas”, apuntó.
Crisafulli reconoció que hay funcionarios que cuestionan las herramientas porque les implican menos presencia en los barrios, que siempre tiene un interés político. “No se trata de resignar contacto físico -detalló-. A eso hay que ampliarlo con capacidad de respuesta”.
Superar el eslogan
Cortez Oviedo interpretó que el concepto smart cities se ha transformado en “un eslogan más de una cadena de palabras que se viene usando desde hace tiempo, ahora vinculado al paradigma digital. Hay una sobreactuación del término inteligente”.
De ninguna manera rechazó el uso de la tecnología o negó las transformaciones, sino que cuestionó que “se trasladan modelos del norte global a ciudades de escalas y presupuestos diferentes. Hay que hacer una incorporación crítica; hay que comprender conceptualmente lo que está pasando”.
Para el experto, es clave que haya “alfabetización digital para la gestión pública” y, además, no “saltearse pasos”, ya que hay, en la realidad local y latinoamericana en general, hay “ciudades superpuestas”, es decir, “todavía hay problemas del siglo 20 no solucionados”.
“Lo que digo no implica que no haya una transformación que no tiene vuelta atrás, pero hay que considerar que lo digital no pasa tanto por la herramienta sino por los sentidos sociales”, amplió.
Tanto Cortez Oviedo como Bellocchio apuntaron a la necesidad de adaptar regulaciones, ya que hay plataformas –como las de movilidad urbana– que transformaron modelos.
“Hay que trabajar más en ese punto, la conversación se termina simplificando y se necesitan reglas claros para evitar el riesgo del mal uso”, enunció la consultora.
Cortez Oviedo habló de “autodeterminación digital”, que conlleva que el ciudadano tenga “conciencia del instrumento tecnológico que está usando”, ya que “la ciudadanía produce datos y debería haber libre acceso al código fuente”.
Crisafulli insistió en que las soluciones de tecnología “pueden mejora a las ciudades, pero no reemplazan la inversión, la gestión. Hay decisiones posteriores que son definiciones políticas. Hay que tener en cuenta que esta tendencia involucra procesos de mediano y largo plazo que, por supuesto, enfrentan la impaciencia entendible del ciudadano”.
Voces del panel

Lucía Bellocchio, directora de Trend Smart Cities: Las ciudades deben ser inteligentemente sostenibles
“Las ciudades atraviesan momentos de transformación, deben adaptarse al impacto de las tecnologías en todo lo que hacemos y hacerlo pensando en el cambio climático, en poner al ciudadano en el centro de los intereses. Que la ciudad sea el entorno de una mejor calidad de vida, más amigable, que optimice actividades. Estamos viviendo una intersección entre lo físico y lo virtual y hay que trabajar para poner a la persona en el centro de desarrollo en equilibrio con el ambiente. Las ciudades deben ser inteligentemente sostenibles. La tecnología es un medio no un fin y la comunicación debe ser más efectiva respecto de su uso para reducir el gap con la percepción del ciudadano de la incorporación de tecnología y sus efectos en la vida diaria. Repensar y rediseñar son los conceptos claves”.
Luciano Crisafulli, de la Coalición de Ciudades para la Inteligencia Artificial: La gestión de datos permite tomar decisiones basadas en evidencias
“La interoperabilidad de datos que existe, la posibilidad de vincular esa información con la infraestructura y tomar decisiones basadas en evidencias. En seguridad ciudadana, por ejemplo, se están usando mucho las cámaras. Ya se ha demostrado que no es efectivo tener a una persona mirándolas, sino que los algoritmos, la IA, pueden detectar movimientos y así generar alarmas que lleven a actuar. En esta área la computer vision –como se denomina esta tecnología– se complementa con otras herramientas, como una especie de botón de pánico con la que los vecinos pueden comunicar delitos. Las cámaras también sirven para movilidad urbana; en Córdoba, en Caba, en Rosario ya hay instaladas cámaras que detectan infracciones de tránsito. Lo que se ve en las ciudades es esto, una combinación de IA y aplicaciones comunitarias”.
Sebastián Cortez Oviedo, experto en transformación digital sociourbana: Es importante ver cómo interviene la ciudadanía de manera activa
“La ciudad es un ente dinámico, es como un archipiélago, cuyas partes además pueden tener conflictos entre sí. Pensar la ciudad como una entelequia, como una totalidad, sirve en el sentido de una idea que cada municipio, cada sociedad se plantea de sí mismas. Siempre hubo modelo de ciudades y las ciudades inteligentes son modelos de estas transformaciones que estamos teniendo en las últimas décadas. Hubo un primer momento en el que el concepto de las ciudades inteligentes estuvo centrado en las infraestructuras existentes, últimamente lo está en la ciudadanía. Cómo hacer estos espacios más participativos y eso genera otra dinámica en la participación, en ver cómo interviene esa ciudadanía de una manera activa”.
David Cabrera, CEO de Wise CX: Hay que aprovechar los miles de datos para convertirlos en información
“La evolución que vemos en los entes públicos, en las empresas privadas se vio hace años: aprovechar los miles de datos que se generan para convertirlos en información. Es una gran herramienta para ser más asertivos. Todo no se puede hacer, porque los presupuestos son acotados y la capacidad de gestión depende de la capacidad de priorizar. Estas herramientas son una encuesta en tiempo real que muestran cómo cada variable que se toca impacta en la calidad de vida de las personas. Tenemos dos grandes productos, uno escucha lo que pasa en la parte pública de las redes sociales y captura el humor, el sentimiento con que se habla. El otro, conecta todas las conversaciones, los puntos de contacto que tiene el vecino con el municipio. La herramienta da trazabilidad a todos los funcionarios de esos ingresos, lo que permite entender la voz del vecino de primera mano”.