Hasta no hace mucho, Leonardo Cositorto sólo aparecía en algunos medios de comunicación como el mecenas de instituciones deportivas quebradas que a través de la innovación, las resucitaba apelando al uso de criptomonedas.
También aparecía como invitado opinando de actualidad en programas porteños como coach ontológico y “formador de líderes”.
Canal especial sobre el caso Generación Zoe
Su verborragia y su billetera le abrían puertas, que permitían construir una imagen de seriedad de Generación Zoe y sus múltiples negocios: la academia de coaching, la concesionaria de autos usados, la hamburguesería, una “Universidad de Trading”, una criptomoneda que estaría respaldada por oro de minas en San Juan y Jujuy (la Zoe Cash), una billetera virtual y la lista sigue.
En realidad, la oferta era clara: a cambio de sumas de dinero en dólares, se ofrecían intereses impresionantes en comparación de lo que se obtienen en el mercado. Se ofertaban “bots”, por ejemplo, que supuestamente operaban en mercados de criptomonedas con resultados positivos, según la propia empresa.
Esos “bots” son conocidos en el medio de compra y venta de divisas: son programas que ayudan a predecir cotizaciones.
Pero comenzaron a llegar las denuncias. En noviembre de 2021, la ONG Red Librementes presentó una pidiendo que se investigue la captación de personas, y hubo otra por parte de la ONG Bitcoin Argentina en enero. También se sumó la fintech Ualá.
Pero el primer golpe duro fue cuando se conoció a finales del mes pasado que la Comisión Nacional de Valores (CNV) investigaba a Zoe.
El 24 de enero, la CNV comunicó que inició un sumario administrativo contra la empresa Generación Zoe SA, así como contra su Universidad del Trading S.A. y contra Leonardo Nelson Cositorto, y emitió una alerta internacional “por la posible realización de oferta pública e intermediación irregular en el ámbito del mercado de capitales”.
En paralelo, comenzó a crecer en redes sociales, principalmente en Twitter, las denuncias contra Zoe. Una cuenta denominada “Beto Mendeleiev” fue una de las protagonistas, junto con otros usuarios más conocidos de esa red social como el programador y activista Javier Smaldone, y el titular de la ONG Librementes Pablo Salum.
El golpe se empezaba a sentir, y varios de los miembros de Zoe se comenzaban a agolpar en las oficinas de Villa María para intentar recuperar el dinero que habían confiado a cambio de intereses exorbitantes.
Los hechos se fueron precipitando en febrero. Mientras Cositorto se mostraba de gira por Colombia, la CNV envió un requerimiento de información a Zoe. Y la cara del líder ya comenzó a aparecer cada vez más relacionada a supuestas estafas piramidales.
La peor semana
La noticia de la imputación a Cositorto el viernes 11 de febrero, fue respondida con una acción sorpresiva. Ya en el medio de la crisis, y con promesas de pago que no se cumplían, el líder de Zoe resolvió sacar a la preventa unas “lands” de un videojuego que llamado “Kingdom of Zoe”. Esas “lands” son terrenos dentro de ese videojuego, que se ofertaron a 2.500 dólares, con la promesa de una rentabilidad del 15 por ciento mensual en dólares y con la promesa de que en 3 años valdrían millones de la moneda estadounidense.
Varias de las presentaciones que se realizaron vía Zoom fueron boicoteadas por tuiteros, que tenían habilitada la posibilidad de escribir en la pizarra que posee esa plataforma virtual. Así, mientras los socios colombianos de Cositorto hacían la presentación, en pantalla aparecían pirámides, o usuarios con el nombre de Ponzi, el estafador que dio nombre al esquema Ponzi.
Cositorto insistía en la oportunidad única que presentaba ese videojuego, que se pondría en línea en abril de este año. Los dibujos de los avances de ese juego mostraban al líder enfundado junto a sus socios en armaduras doradas.
También en Colombia, el líder hizo una aparición en una ceremonia de la iglesia que creó, llamada “Aviva Zoe”, donde fue “bendecido” por un pastor en el escenario, en medio de aplausos de los seguidores.
Pero la ayuda divina no apareció. Para peor, la cotización de la Zoe Cash, que teóricamente estaría respaldada por oro, caía a un piso de 0,01 dólar.
Cositorto salió a decir que los medios de comunicación lo estaban extorsionando a cambio de pauta, y que era víctima de ataques por haber “tocado intereses” y de una campaña de difamación que había nacido, justamente, en Villa María. Pidió a sus líderes que contengan a los miembros, y los animó a salir a buscar más personas que se integren a Zoe.
El miércoles pasado por la noche, ya fuera de Colombia según sus posteos en redes, Cositorto realizó una transmisión para los líderes de la organización en la que informó “cambios en el negocio” que incluían la suspensión de pagos de bonos y “pines”. Pidió que quienes quisieran retirar el dinero, que “bajen la desesperación” y que quienes se quieran ir, le devolverían el “capital” en “una, dos, tres, cuatro semanas”.
Y llamó a salir a ofrecer membresías por 500 dólares a tres años.
La última comunicación de Cositorto fue este viernes luego de que se conociera el pedido de su captura internacional de la Justicia cordobesa, en un video que está en el canal de Youtube de Zoe. Allí se quejó de los líderes que “se asustaron” en Villa María.
“A la gente de Córdoba le pido que nos movamos en comunidad. De un ataque financiero, político y mediático no se sale de manera individual. Le pido que concentren todos sus beneficios en el ‘backoffice’ y se le reconoce un upgrade del 50%”, aseguró.
Dijo que tiene bloqueadas cuentas y volvió a culpar a los periodistas. “Mi pedido a los cordobeses es que sostengan este mes”, insistió.
Este sábado, Cositorto se dedicó a publicar videos de apoyo llegados desde Colombia. Y a aclarar que su abogado en Argentina es el conocido Miguel Ángel Pierri.
