La denuncia de un fisicoculturista para que se investigue si el cuadro clínico de la boxeadora Alejandra “Locomotora” Oliveras que derivó luego en su muerte está relacionada con el consumo de esteroides anabólicos, vuelve a traer al debate la ingesta de estas sustancias, que sin prescripción médica, puede provocar graves consecuencias en la salud.
En La Voz en Vivo, el cardiólogo infantil cordobés Alejandro Allub alertó sobre el consumo de estas sustancias sintéticas relacionadas con la testosterona en jóvenes que persiguen aumentar el volumen muscular. “Está naturalizado y es de fácil acceso”, dijo.
¿A qué nos referimos cuando hablamos de esteroides anabólicos?.
Son un tipo de drogas para mejorar la apariencia física y el rendimiento atlético. Por indicación médica, ayudan a tratar algunos problemas hormonales en hombres, el retraso de la pubertad y la pérdida muscular por algunas enfermedades.
Sin embargo algunas personas hacen mal uso al utilizarlos de forma diferente a la receta médica. En los últimos años, su ingesta se ha popularizado por la obsesión por la imagen y la normalización de su consumo en redes sociales. Su ingesta en altas cantidades puede provocar problemas cardíacos, renales e incluso la muerte.
Ciclo de consumo
Allub, exdeportista de alto rendimiento, continuamente evalúa a atletas amateurs para otorgarles el apto médico que les permita competir. Un caso reciente llamó su atención.
Un joven que compite en la primera de un club de rugby lo contactó porque un estudio le había determinado algún tipo de hipertensión. De la conversación informal surgió que el paciente estaba “en medio de un ciclo de estanozolol” que podría haberle provocado ese problema de salud.
La conversación describe una etapa de ingesta de dosis de un fármaco, mal llamado “suplemento vitamínico” que puede generar fenómenos depresivos severos, tumores hepáticos, hipotrofia testicular, entre otras reacciones adversas.

Generalmente las personas que consumen estas sustancias hacen ciclos con sus dosis. Esto significa que hacen un ciclo de 12 semanas, luego descansan otras 12 para que su cuerpo recupere la producción propia de la testosterona y tras finalizar este período se vuelven a “ciclar”, y así sucesivamente.
Advertencia y mercado ilegal
Ya en 2011 la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) había alertado sobre este consumo problemático cuando definió que la nandrolona era el único esteroide anabólico autorizado bajo receta archivada para pacientes que presentan determinadas condiciones.
“Si bien el consumo de nandrolona y de otros anabólicos como el estanozolol y la testosterona se encuentra prohibido por las normas antidopaje, tanto antes como durante la competencia, algunos deportistas los utilizan para aumentar su rendimiento, sobre todo en el caso de actividades como el físicoculturismo y el tenis, entre otras. Para ello, aprovechan que dichas sustancias se ofrecen ampliamente por internet, en algunos casos sólo con una etiqueta donde figura el nombre de la droga y el de la droguería”, se pronunciaba en ese entonces el organismo nacional.
Recientemente la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA) ha descubierto que algunos productos de fisicoculturismo pueden contener esteroides o sustancias similares a los esteroides de forma ilegal.

“Los ingredientes potencialmente dañinos, a veces incluso ocultos, que se encuentran en algunos productos de fisicoculturismo son preocupantes”, advirtieron.
En la práctica aquellas personas que consumen esteroides anabólicos recurren a un circuito irregular que está lejos de organismos que vigilen este tipo de prácticas lo que lo hace muy peligroso. Además algunos suplementos dietarios de venta libre pueden tener este tipo de sustancias por lo que su alcance es aún mayor.
No existe dato estadístico actualizado de su consumo en nuestro país.
Una encuesta nacional del 2017 advirtió que el porcentaje de personas que declararon haber consumido al menos una vez en su vida esteroides anabolizantes sin prescripción médica en Córdoba era del 1,1%, según el estudio a una población de 12 a 65 años de la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas (Sedronar).
¿Cómo se controla?
En Argentina se persigue el consumo indebido de drogas en el profesionalismo desde la Comisión Nacional Antidopaje a través del Código Mundial Antidopaje, las leyes 26.161 y 26.912 y los estándares internacionales y los documentos técnicos de la Agencia Mundial Antidopaje. Pero los límites se diluyen en el amateurismo y la recreación.
Consultado al respecto, el Ministerio de Salud de Córdoba, en articulación con la Agencia Córdoba Deportes y particularmente con el Centro de Alto Rendimiento Deportivo (Card), negó una alerta en el aumento de consumo de sustancias prohibidas en la práctica deportiva. Tampoco la Dirección de Epidemiología informó un riesgo masivo.
Desde la Cámara de Gimnasios de Córdoba indicaron que “no tienen conocimiento de que alguien esté vendiendo” este tipo de sustancias aunque no descartan que ocurra en algún gimnasio.
“La mayoría de los establecimientos apuntamos a la salud de nuestros clientes”, remarcaron.