Se quema el Champaquí. La sola mención impacta. Se trata del cerro más alto de Córdoba, un ícono para esta provincia y meca de los amantes del senderismo de montaña: unas 70 mil personas lo suben cada año.
El incendio que se inició el domingo pasado no pudo ser aún contenido y este jueves será el quinto día de complejo combate en las alturas.
Desde la Secretaría de Gestión del Riesgo de la Provincia estimaban en la noche de este miércoles una superficie quemada de unas 5.500 hectáreas, aunque restan mediciones más precisas.
Aunque la historia del fuego en Córdoba registra focos muchos más extensos, este incendio en la zona del Champaquí ya representa el mayor de los últimos dos años. En 2023, el de más superficie afectada fue de 4.700 hectáreas, en la zona de Tulumba.
En rigor, no es el pico del Champaquí, de 2.790 metros, el que arde por estos días. El incendio afecta una zona ubicada algo más al sur de la cima del emblemático cerro, hacia el área de su vecino Los Linderos.
Si por efecto de los cambiantes vientos, el foco virara las llamas hacia el norte, se podría acercar a la zona de la escuela y de la docena de refugios para excursionistas de la base del cerro Champaquí. El fuego estuvo a unos siete kilómetros de esa área el martes pero este miércoles se contuvo ese frente, alejando aún más el riesgo sobre esos puntos.
Hasta ahora, las llamas no se acercaron a ninguna vivienda. El fuego fue haciendo humo pastizales naturales de altura, arriba de los dos mil metros, en áreas sin casas ni habitantes.
El daño ambiental, con impacto en los suelos, en la fauna y en la captación hídrica en una zona clave para la formación de varios ríos, será importante.
Este miércoles sobrevoló el lugar el gobernador Martín Llaryora.
Sobre la noche, el vocero de la Secretaría de Gestión del Riesgo de la Provincia, Roberto Schreiner, apuntó a La Voz que el foco estaba contenido en un 80% y confió en que, si no hay sorpresas con el clima, todos los focos podrían quedar contenidos este jueves.
Al caer la noche del miércoles, quedaban dos focos activos: uno en Traslasierra y otro en Calamuchita.
El origen, desconocido
Hasta ahora no se ha mencionado una hipótesis clara respecto de la causa de origen del fuego, el domingo, a la altura del paraje La Travesía, en el valle de Traslasierra. Ese día las llamas escalaron las laderas y el lunes superaron el filo de la zona más alta de las Sierras Grandes para traspasar hacia el valle de Calamuchita.
Este miércoles, unas 300 personas, entre bomberos voluntarios de numerosos cuarteles y agentes provinciales y nacionales dedicados a la lucha contra el fuego, participaron de las tareas. Se aguarda contar con un número similar este jueves.
Por la altura y la topografía del terreno, entre pendientes y quebradas pronunciadas, no se trata de un foco de fuego más: la complicación para llegar es mucho más severa que en otros incendios serranos.
Dos helicópteros han sido vitales para transportar a los bomberos a la línea de fuego. Una vez en el lugar, los agentes pelean cuerpo a cuerpo contra las llamas, pegándoles con chicotes para dominarlas. También es relevante el rol de los aviones hidrantes, para sumar agua sobre las áreas calientes.
Esa mecánica de combate con fuerte presencia de medios aéreos supone, a la vez, un costo muy elevado. Sólo por citar un caso, la hora de vuelo de helicóptero ronda los 1.500 dólares. En estos días se estima que se acumularon más de 100 vuelos para helitransportar bomberos.
De todos modos, hasta la noche de este miércoles ese esfuerzo no parecía alcanzar. Los pajonales, resecos tras semanas de intensas heladas, seguían ardiendo.
Desde quienes conducen el operativo se admitía que se amanecerá con fuego este jueves pero que, si el viento no sorprende, durante esta jornada el incendio podría quedar contenido. “El escenario al cerrar este miércoles es bastante más alentador que el del día anterior”, marcó Schreiner.
Un dato: no hubo, en cuatro días, ningún agente herido, quemado ni lesionado.
