Los padres del bebé de tres meses que habría recibido fentanilo contaminado en una clínica privada fueron admitidos como querellantes en una investigación que recayó este martes en la Fiscalía de Distrito 3 Turno 4, a cargo de Claudia Palacios.
Darío Benavidez y Sol Basualdo, papás de G.B., presentaron la primera denuncia penal en Córdoba para que se investigaran las consecuencias de la aplicación de ampollas que habrían sido adulteradas en un laboratorio de Buenos Aires y distribuidas a distintas provincias del país.
“La denuncia ya fue presentada y los padres fueron admitidos como querellantes”, dijo Carlos Nayi, abogado patrocinante de la familia.
G.B. nació el 26 de abril en la clínica privada Vélez Sársfield, sufrió un evento respiratorio y luego se descompensó, contó Darío Benavídez, papá del bebé. “No sabíamos por qué le había pasado eso”, contó.
Los análisis de laboratorio detectaron la presencia de la bacteria Klebsiella pneumoniae y el niño fue tratado con antibióticos. “Estuvimos mucho tiempo sin saber de dónde venía esa bacteria hasta que la Anmat (el ente regulador de medicamentos de la Nación) lanzó un comunicado y los médicos de la clínica nos avisaron que venía del fentanilo”, relató el papá.
El de G.B. sería el quinto caso en Córdoba de contaminación por fentanilo.
El caso se hizo público el lunes pasado, después de que trascendiera el primer fallecimiento en Córdoba de un paciente que recibió la sustancia contaminada.
“Pedimos que se investigue la existencia de un posible delito culposo o doloso por envenenamiento o cualquiera de las figuras penales que deriven de la causa judicial. Que se determinen todas las responsabilidades en esta cadena de hechos que terminó con un bebé oscilando entre la vida y la muerte”, explicó Nayi.
Cabe destacar que ya existe una investigación en curso, ya que el lote de fentanilo contaminado afecta a personas de todo el país. Ernesto Kreplak, juez federal de La Plata, dispuso la “inhibición general de bienes” de 31 personas y sociedades que estarían relacionadas.
Advertencia nacional
Los casos de fentanilo contaminado tomaron estado público el 7 de mayo, cuando una clínica privada de Buenos Aires notificó un brote de dos bacterias, Klebsiella pneumoniae (Kpn) y Ralstonia, en pacientes internados en terapia intensiva entre abril y mayo.
Cuando se investigaron las causas del brote, se detectaron ambos patógenos en el cultivo de ampollas de un lote de fentanilo.
La primera bacteria se caracteriza por ser agresiva y por no responder a la penicilina, informó Daniel Gómez, exjefe de Toxicología del Hospital de Urgencias de la ciudad de Córdoba. Quienes se infectan con este patógeno se enferman de neumonía y en muchos casos terminan falleciendo, ya que la bacteria no responde a los antibióticos convencionales. En tanto, la segunda (llamada Ralstonia) es más común que afecte a los vegetales.
El Ministerio de Salud de la Nación inhibió las actividades productivas de la firma HLB PHARMA, ubicada en Buenos Aires. Hizo lo mismo con Laboratorios Ramallo SA, empresa que habría elaborado las ampollas.
Además de Córdoba, hay pacientes afectados en Buenos Aires, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Neuquén y Santa Fe, según el Boletín Epidemiológico Nacional.
¿Qué puede provocar el fentanilo contaminado?
El fentanilo es un opioide sintético que se utiliza como anestesia, analgesia y para calmar el dolor. “Es 100 veces más potente que la morfina”, explicó Gómez a La Voz.
“En pacientes con múltiples traumas, como los que recibe el Hospital de Urgencias, el fentanilo ofrece una ayuda importante porque calma el dolor. Pero no recomendamos que se use por más de tres o cuatro días porque puede generar dependencia en el paciente”, indicó.
El grave problema de salud pública que atraviesa el país hoy es que esa droga está contaminada con dos bacterias, una de ellas resistente a la penicilina. “Los pacientes fallecen rápidamente de neumonía”, agregó.
El especialista indicó que debe existir una investigación exhaustiva en todas las provincias, para descartar más casos. Y que son necesarias más medidas de control sobre lo que producen los laboratorios.