Uruguay dio el primer paso para la legalización de la eutanasia, tras un largo debate en la Cámara de Representantes, en la antesala de lo que se da por descontado será su aprobación definitiva en el Senado y la entrada en vigor de la llamada ley de “muerte digna”.
El proyecto de ley se impuso por 64 votos sobre 93, con los votos de la bancada oficialista del Frente Amplio, que impulsó el proyecto, y la adhesión de legisladores del Partido Colorado y algunos del Partido Nacional, así como del único diputado del Partido Independiente.
La norma aspira a dar una muerte “indolora, apacible y respetuosa de su dignidad”. Para tener acceso a ella exige ser mayor de edad, mentalmente apto y estar transitando la etapa de una patología incurable que provoque “sufrimientos insoportables”.
En ese marco, el diputado uruguayo, Felipe Schipani, contó que de ninguna manera lo que se busca es promover lo que se conoce como “turismo eutanásico”. “No estamos buscando eso, se trata de un debate serio que intenta dar una solución y una salida a una situación tan dolorosa que viven las personas y las familias”, agregó a La Voz En Vivo.
“Por eso es que este derecho solo puede llevarlo a cabo aquella persona que viva en Uruguay”, agregó.
El paciente que requiera la eutanasia deberá pasar por varias instancias previas antes de dejar su voluntad por escrito y frente a testigos.
Según los promotores de la iniciativa y buena parte de la opinión pública, la medida dará una salida digna a quienes estén en una situación límite. Se inscribe además en la tradición política de Uruguay, un país que ha marcado la agenda social y de derechos en América Latina.