Brad Pitt vendió semanas atrás por 39 millones de dólares una casa que perteneció a Mark Hamill. Cuando compró la mansión, en 1994, la pagó apenas 1,7 millones. Un crac ante las cámaras y también en los negocios inmobiliarios.
Pero no es esa afortunada venta lo que en realidad hace famosa a esta increíble mansión. Esa casa tiene el mote de estar encantada, donde muere gente, aparecen fantasmas y espíritus y va pasando de dueños famosos a dueños más famosos creando así una leyenda.
Fantasmas, exorcismos, suicidios y Star Wars: la increíble mansión embrujada que vendió Brad Pitt
En 1910, un señor que se dedicaba al bello arte del oro líquido negro decidió comprar 8.000 metros cuadrados de tierra. Espacio suficiente para construir una mansión que abrió a todas las estrellas del cine de la época dorada de Hollywood. Allí corría el alcohol y las fiestas se fundían con el amanecer. Jo, qué bonito escribo a veces. Este hombre se quitó la vida. Ahí empieza la gran movida de esta mansión.
En la década de los ‘60, el actor de La Guerra de las Galaxias se mudó a esa mansión junto a un amigo. Una noche, éste se suicidó y Mark Hamill lo encontró dentro de un armario a la mañana siguiente.
Cassandra Peterson, la mítica actriz de terror y ciencia ficción de los ‘80 (más conocida como Elvira), compró la mansión en 1989 sin tener ni idea de lo que allí había sucedido. Oía pisadas en el piso de arriba, que estaba deshabitado. Veía mujeres vestidas como de los años ‘30 y en la puerta de la casa se le aparecieron varios hombres.
Cassandra recurrió a un sacerdote para intentar expulsar a los okupas de la casa. Pero nada se pudo hacer. La gota que colmó el vaso fue enterarse de que una joven actriz se había ahogado en la piscina de la propiedad en la década de los ‘30.
Cansada de todo eso, le contó al mismísimo Pitt lo que sucedía allí y que quería vender. El actor, pese a todo el cuento, ni dudó y compró la mansión.
Un lujo, por donde se la mire
El inmueble está ubicado en el barrio de Los Feliz, en los alrededores de Hollywood (Los Ángeles, California). El ganador de dos premios Oscar, gran aficionado a la arquitectura, compró los terrenos adyacentes y amplió la mansión original, un inmueble que ahora tiene más de 2.000 metros cuadrados.
La finca cuenta con más de 8.000 metros cuadrados y tiene una piscina, pista de tenis y pista de hielo, entre otras instalaciones.
