Noelia Sánchez (38), Eva Sánchez (38), Maitena Chiatti (18), Gisela Bainotti (40) y Mercedes González (33) son parte de las más de 15 mujeres que integran Flor de luna, un emprendimiento enfocado en y para las mujeres, y desarrollado en Agua de Oro, en el Gran Córdoba.
Ellas producen de manera sustentable, ecológica y económica productos de higiene femenina, como toallitas de tela. Cosen, cortan, pintan y tiñen con tintas naturales para que el ciclo menstrual sea más armonioso y amoroso.
La idea surgió en 2011, cuando Noelia, quien es trabajadora social, empezó a usar las toallitas que se vendían en muy pocos lugares, pero no se fabricaban en Córdoba. Y se dio cuenta de que a muchas mujeres no les alcanzaba para comprar los productos de higiene personal.
A la vez, descubrió que dejar las descartables y usar las de telas le facilitó el encuentro con el ciclo, con ella misma, y quería compartir esa experiencia.
“En ese momento, trabajaba dentro de la economía social, con el Movimiento Campesino de Córdoba, y me interesaba que todas las mujeres usaran las toallitas”, relata Noelia.
Con la idea rondando en su cabeza, decidió que era hora de hacerlas más accesibles. Le pidió la máquina de coser a su mamá, que vive en Tostado, Santa Fe, y comenzó a fabricarlas junto con su pareja de entonces.
Probaron las telas, eligieron las de algodón puro, no querían poliéster, para que las mujeres se sintieran cómodas durante los días de menstruación y consumieran sustentablemente sin generar tantos desechos.
Así, se presentaron por primera vez en la feria El Enriedo. Desde entonces han pasado 12 años, y “Flor de luna” se convirtió en una alternativa saludable, económica y ecológica para miles de mujeres de todo el país.
Redes de emprendedoras
Desde sus inicios, Noelia se imaginó Flor de Luna como “un proyecto colectivo”, que englobara a todas las mujeres y permitiera tejer una red de trabajo para sus economías personales.
Lo que comenzó como una idea, que se replicó entre las amigas y las compañeras de Noelia, hoy da trabajo a más de 15 mujeres, quienes cosen, cortan, arman los kits, participan en ferias, se encargan de la logística, la administración, la encuadernación, los tintes, la serigrafía, entre otras actividades.
Y es una alternativa para generar recursos propios, y tejen una red que se extiende a todas las provincias. Hoy también venden por catálogo online.
“Los tintes que usamos son ecológicos y los packs están hechos en serigrafías. Usamos mucho color, en armonía con la naturaleza y con nosotras mismas”, acota Noelia.
Además, el emprendimiento llega a las comunidades originarias, como la mocoví del norte de Santa Fe, donde realizan los tintes, y Flor de Luna comercializa sus tejidos.
Noelia acota que el producto que hacen es puramente artesanal y siempre es un desafío mantenerlo.
Resalta que en este contexto es muy difícil, pero que para ellas es un “gran orgullo poder vivir de ello y ayudar a otras mujeres con sus economías familiares”.
Otro recurso es el dictado de talleres para que más mujeres se sumen. Y afirma que hay un público que crece cada día.
Cómo usar las toallitas
El sistema tiene dos piezas: el absorbente, que es 100% de algodón, teñido con tintes naturales; y el impermeable con alas, que se sostiene a la prenda íntima con un botón. De esa forma, el paño queda abierto, se dobla y se coloca con un abrojo.
A la vez, se puede controlar la absorción del paño de algodón para saber si necesita un cambio y un lavado posterior. Se sugiere un uso de entre cuatro a seis horas, y luego realizar el cambio por otro paño. No es necesario cambiar todo cada vez, sino sólo el absorbente.
El kit femenino, que dura más de seis años, incluye: cuatro toallitas, dos bases (impermeables) que van dentro de una bolsa de tela y un póster, y todo tiene un costo de $ 11 mil. Si se compara con las toallitas descartables, que tienen un costo mensual de alrededor de $ 2 mil –en seis años el costo aproximado sería de $ 144 mil–, el gasto es menor.
También hay otros kits más chicos que cuestan entre $ 5 mil y $ 6 mil. Y las edades de mayor uso van desde los 25 hasta los 45 años.
¿Por qué usarlas? Porque evitan la contaminación y resguardan la salud femenina, “ya que la vulva es muy absorbente y es una parte muy delicada, y las toallitas descartables tienen un montón de químicos, blanqueadores, perfumes”, afirma Noelia.
Además, según la emprendedora, una mujer, durante el ciclo menstrual, usa entre cinco mil y 15 mil toallitas o tampones, que permanecerán en el ambiente por más de 500 años. Y sostiene que con las de tela el impacto es cero. “Al tirarlas, en tres meses se convierten en abono”, argumenta.
Editorial
Flor de luna también tiene una editorial que nació en 2019, en plena pandemia, para paliar la situación económica y facilitar la lectura orientada a las mujeres: con poesía, libros de autoconocimientos, de recetas saludables, manuales sobre sexualidad, ciclos menstruales, sobre salud, género, entre otros temas. Actualmente, trabaja con cinco autoras.
Además, armaron una agenda del ciclo menstrual que va en consonancia con los ciclos de la luna y la incluyen en el pack de las toallitas.
“Se trata de bibliografía para seguir estudiando. Es un punto clave para no invisibilizar esos días. Somos personas y hay veces que el ciclo te ayuda a sacar la menstruación, y saber qué piensan las mujeres porque somos cíclicas”, destaca.
