Levantando la bandera de uno de los derechos principales de las personas, que es el del acceso a la información, Diputados aprobó el martes a la noche la Ley de Etiquetado Frontal. En un país como Argentina, donde seis de cada 10 personas tiene sobrepeso u obesidad, son necesarias políticas públicas urgentes que atiendan la problemática.
Una de las principales dificultades con el etiquetado nutricional vigente es su poca claridad en la información brindada, que minimiza la comprensión e interpretación de los datos. En Argentina, según un estudio de la Universidad Siglo 21, solo tres de cada 10 personas sabe leer etiquetas. Las siete restantes o no se interesan por la información nutricional, o bien caen en “engaños” de la industria comprando productos que creen saludables, pero que en realidad no lo son.
La principal estrategia para confundir al consumidor es utilizar el verde en los empaques que, en la década del 90 tras el boom de los productos light, se transformó en el color healthy por naturaleza. Otro truco para mercadear al usuario es resaltar en los paquetes supuestos atributos positivos como “alto en fibra”, “alto en proteína” o “cero grasas trans”, intentando minimizar de esta manera los excesos de ingredientes críticos como azúcar o sodio, entre otros.
En otros países que ya implementaron el Etiquetado Frontal, como en Chile, los rubros de alimentos que más se vieron afectados fueron los yogures, cereales y galletas. En este tipo de productos, las personas se llevaron sorpresas al ver los sellos negros en los empaques y, por ende, disminuyó su consumo. La industria se vio obligada, en muchos casos, a reformular sus productos haciéndolos más saludables para que, de esa manera, les quitaran los sellos y volvieran a repuntar las ventas.
A continuación, una lista de productos habituales de las góndolas argentinas que tendrán uno o más sellos, y que, probablemente, causen sorpresa en los consumidores.
Los 14 alimentos y los sellos que tendrán:
