La salud mental suma nuevas herramientas científicas para su cuidado diario. Investigadores de la Universidad de Ciencias Sociales y Humanidades (SWPS), en Polonia, comprobaron que la práctica de la atención plena y la autocompasión puede reducir significativamente los síntomas de depresión, ansiedad y preocupación.
El trabajo, publicado en la revista Archives of Psychiatry and Psychotherapy, evaluó a 344 personas, 146 diagnosticadas con depresión y 198 sin antecedentes clínicos. Los resultados mostraron que quienes practicaban estos dos hábitos mentales presentaban menor vulnerabilidad al malestar emocional y mayor sensación de equilibrio psicológico.
Dos hábitos, un mismo efecto protector
Según los autores, la atención plena (mindfulness) ayuda a concentrarse en el presente sin juzgar los pensamientos, lo que reduce la rumiación mental y el estrés.
Por su parte, la autocompasión implica tratarse con amabilidad ante los errores o dificultades, reconociendo que el sufrimiento forma parte de la experiencia humana.
Ambas prácticas, señalan los investigadores, crean una especie de “escudo psicológico” que permite aceptar las emociones difíciles sin resistencia y recuperar el bienestar con mayor rapidez.
Cómo influyen en el cerebro emocional
Los estudios previos ya habían mostrado que la meditación y la autocompasión modifican la actividad de áreas cerebrales vinculadas al miedo y la preocupación, como la amígdala y la corteza prefrontal.
Este nuevo trabajo refuerza la idea de que cultivar estas habilidades mentales mejora la regulación emocional y fortalece la resiliencia frente a situaciones estresantes.
“Cuando las personas son más conscientes de su estado mental, tienden a ser más compasivas consigo mismas y a confiar en su capacidad para afrontar la adversidad”, resumen los autores.
Un camino complementario para la psicoterapia
El equipo polaco destaca que sus hallazgos pueden tener “implicaciones importantes” para los tratamientos psicológicos. Las terapias basadas en mindfulness y autocompasión ya se aplican con buenos resultados en pacientes con depresión recurrente, ansiedad generalizada y estrés postraumático.
Los investigadores proponen continuar con estudios longitudinales para analizar cómo estas prácticas interactúan a lo largo del tiempo y cómo podrían integrarse de forma más sistemática en la prevención de trastornos mentales.
Practicar la presencia y la amabilidad con uno mismo puede ser, según la ciencia, un gesto cotidiano con efecto terapéutico.























