La cantidad de personas aparentemente embelesadas por sus teléfonos móviles o computadoras, con los ojos clavados en las pantallas y ajenas a todo lo que les rodea, podría hacer pensar a un cínico que el aislamiento social es autoinfligido.
Según el cirujano general de Estados Unidos, Vivek Murthy, principal encargado de la salud pública del país, los estadounidenses se enfrentan a una epidemia de soledad, lo que conlleva un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, demencia, derrame cerebral, depresión, ansiedad y muerte prematura.
Existe incluso algo así como una economía de la soledad, entre otros, con departamentos para personas solas, aumento de la tenencia de mascotas y productos alimenticios de una sola ración.
Esta tendencia no solo se percibe en Estados Unidos. Una encuesta realizada en 2023 reveló que los belgas se sienten cada vez más solos, mientras que en Gran Bretaña se celebra una semana de concienciación sobre la soledad financiada por el Gobierno.
¿Es la soledad una epidemia? Los robots de compañía ofrecen una solución
Del aumento de la soledad se ha culpado a internet y a las redes sociales, o al mal uso que se hace de ellas y la dependencia que provocan, y se considera que el auge reciente de los llamados chatbots de inteligencia artificial (IA) generativa puede empeorar las cosas antes de mejorarlas.
“Ahora mismo, todas las pruebas apuntan a que la mejor solución es tener un amigo de verdad”, afirma el estadounidense Murali Doraiswamy, profesor de Psiquiatría y Geriatría de la Universidad Duke, en una investigación publicada en la revista Science Robotics.
Sin embargo, Doraiswamy y sus colegas de las universidades Duke, Auckland y Cornell creen que los robots mejorados con IA podrían algún día ayudar a aliviar la epidemia de soledad.
“Hasta que la sociedad dé prioridad a la conexión social y al cuidado de los mayores, los robots son una solución para los millones de personas aisladas que no tienen otras soluciones”, afirma Doraiswamy.
Los llamados grandes modelos lingüísticos, como los que se ven en ChatGPT, podrían significar robots capaces de “charlar” con sus dueños.
“Así y todo, hay que tener cuidado de incorporar reglas que garanticen que estos sean éticos y dignos de confianza”, señala Elizabeth Broadbent, académica de la Universidad de Auckland especializada en robótica.
