La impresión general entre los periodistas que en el mediodía del jueves coparon el despacho del fiscal Iván Rodríguez era que “Guillermo González en mayo se enteró de muertes en el Neonatal y no actuó, lo que permitió que hubiera más muertes”. Por suerte, el propio anfitrión dedicó el inicio de su rueda de prensa a aclarar un glosario de cuestiones.
A cada aclaración ante el enjambre de micrófonos, la afirmación entrecomillada más arriba se iba desdibujando, al menos desde la idea con la que el fiscal Rodríguez se propone partir. Por empezar, dijo que, según las actuaciones que le remitieron para investigar, no se menciona que en la reunión de González, Alejandro Escudero Salama y David Dib hayan hablado de muertes de bebés en el Neonatal, sino de “pinchazos extraños” a los recién nacidos.
También explicó el instructor de esta nueva causa que no sólo González podría haber incurrido en algún supuesto delito, sino que esas eventuales responsabilidades podrían trasladarse a los otros dos participantes del encuentro.
González y Dib, dos personas muy conocidas en Tribunales 2, no hablan on the record por estas horas, probablemente por prudencia ante lo que les tocará vivir en las próximas semanas.
Pero desde que se conoció la noticia el miércoles hasta la conferencia de Rodríguez, se habló de juri, de pedido de destitución y de otras cuestiones que están muy lejos de suceder, al menos, en lo temporal. Algunos rumores obraron a favor de la odiosa dialéctica que sufrimos los argentinos con culpas, rodaje de cabezas y “carpetazos”.
El humor de Tribunales 2 -y del Ministerio Público Fiscal- no es bueno. “Institucionalmente, es un horror”, pronunció por estas horas un reconocido operador judicial.
La aclaración de Rodríguez de que investiga “hechos, no figuras penales” tiene que ver con que recibió una remisión de antecedentes con “carátula” incluida y no precisamente la más suave: “encubrimiento”. “Al surgir las condiciones de un delito perseguible de oficio, remítanse los antecedentes...”, dicen habitualmente estas actuaciones, sin especificar qué delito puede surgir de ese hecho.
Algunos fiscales están molestos con Garzón porque consideran que ha sobreactuado. “¿Ahora a quién le toca?”, se preguntan.
Muchos hablan de “una interna” y recuerdan que Garzón y González no se llevan nada bien. Todos recuerdan que hasta hay un sticker de WhatsApp en el cual se los caricaturiza peleando.
Todos desean que las muertes de niños inocentes se esclarezcan y que se tomen las medidas necesarias para evitar su repetición. Pero también, por la memoria de los bebés fallecidos y sus familiares, sería positivo que las investigaciones no sirvan para fines menos elevados.
