Eli Frías es gerenta de Operaciones para el Cono Sur de Uber. Con base en Buenos Aires, lidera la estrategia de expansión y consolidación de la plataforma en Argentina, Uruguay y Paraguay.
En esta entrevista, analiza la decisión de la Municipalidad de Córdoba de postergar la aprobación de una ordenanza para regular las aplicaciones de transporte. Cuestiona el sistema de cupo de licencias, defiende el aporte impositivo de la empresa y asegura que Uber está dispuesta a invertir para que los conductores puedan cumplir con las futuras exigencias.
–¿Cuál es la primera lectura que hacen luego de que la Municipalidad de Córdoba decidiera extender la discusión del proyecto de regulación en el Concejo Deliberante?
–Para nosotros es totalmente positivo. Valoramos mucho la apertura de una instancia de diálogo, porque justamente lo que queremos es presentar las bases y condiciones para que Uber y todas las aplicaciones puedan funcionar de una forma que le sirva al cordobés: al que viaja y al que quiere manejar. En el proyecto anterior no se habían escuchado esas voces, especialmente en temas que podían dejar a muchas personas afuera, como el cupo. Si hoy hay 20.000 personas manejando y quedaban sólo 4.000, ¿qué pasa con el resto? Esta vuelta atrás es una oportunidad para hablar de lo que es bueno para la ciudad de Córdoba. Aún queda mucho por trabajar, pero lo vemos favorablemente.
–El cupo parece ser el punto clave. Mucha gente cree que son 4.000 licencias sólo para Uber, pero en realidad es para todas las apps...
–Exacto. Y en Córdoba operan al menos tres: Cabify, Uber y DiDi.
–¿Por qué creés que se personalizó tanto el conflicto en Uber, cuando hay otras plataformas funcionando?
–Creo que tiene que ver con que fuimos los primeros en Córdoba. Hay muy buena valoración por parte de los usuarios hacia Uber, y a veces es más fácil hablar de una empresa en particular que decir “las aplicaciones”, porque eso puede confundirse incluso con otros sectores. Pero no somos los únicos: esto afecta a todas las empresas de tecnología que trabajamos en movilidad.
–Uno de los argumentos del oficialismo es que Uber no paga impuestos y que se “lleva todo afuera”. ¿Qué responden?
–Eso no es así. En Córdoba pagamos Ingresos Brutos desde el primer día que empezamos a operar en la provincia. Eso es parte del aporte que hacemos y donde también podemos seguir contribuyendo. Además, operamos en Argentina con inversión completamente local. Hicimos una inversión enorme tanto en Córdoba como en el resto del país. A veces surgen esos comentarios en lo coloquial, pero no tienen base en la realidad.
–Otro reclamo es que Uber debería tener una sede en Córdoba, como exige la regulación.
–Claro que es factible. En otras jurisdicciones también se pide domicilio legal, como en Mendoza, y lo cumplimos. Tiene que ver con temas de notificación y de dar un canal de contacto para reclamos. De hecho, en Córdoba tenemos un centro de atención que sigue funcionando con normalidad. Queremos estar cerca de las personas a las que servimos.
–Desde que ustedes se instalaron, ya pasaron tres administraciones municipales de distintos signos políticos. ¿Por qué creés que cuesta tanto habilitar formalmente el servicio?
–No creo que Córdoba sea un caso único. La innovación muchas veces va más rápido que la regulación, y eso puede generar cierto temor. Pero no hay que asustarse: la tecnología trajo muchos beneficios en distintos ámbitos. Lo importante es rescatar esas mejoras y establecer reglas que generen valor. La gente tiene más seguridad, puede pagar con tarjeta, el conductor sabe a quién va a buscar porque es un usuario registrado. Estamos en más de 40 ciudades del país, y en muchas ya se avanzó con una regulación, como en Corrientes y Mendoza. A veces el primer paso genera dudas, pero es parte de cualquier cambio.
–¿En alguna de esas ciudades argentinas existe un sistema de cupo como el que se proponía en Córdoba?
–No, en ninguna. Y en los pocos lugares del mundo donde se aplicó, no tuvo el efecto deseado. A veces se busca parecerse al sistema anterior, con licencias fijas, pero el modelo actual es diferente. El sistema permite que la cantidad de conductores varíe según el día y la hora, porque no se necesita lo mismo un martes al mediodía que un viernes a la noche. La tecnología permite una regulación dinámica para evitar que haya conductores sin viajes o usuarios que no consigan auto. Hoy en Córdoba manejan más de 20.000 personas con la app, así que fijar un cupo de 4.000 dejaría afuera al 80%. Es una barbaridad.

–¿Ven otros puntos conflictivos además del cupo? Por ejemplo, los requisitos de licencia profesional o la antigüedad de los vehículos.
–Son cuestiones que se pueden trabajar. Nuestro espíritu es ayudar a que quienes hoy manejan puedan cumplir con los requisitos. Muchos de ellos ya los implementamos, incluso sin que haya regulación. Por ejemplo, todos nuestros viajes tienen seguro según la resolución 615 de plataformas. También pedimos el certificado de antecedentes penales. Con el tema de la licencia profesional y la antigüedad del auto, lo que hay que pensar es cómo ayudamos a las personas a cumplir con eso sin dejarlas afuera. Si hay que armar un trámite, tenemos que discutir los tiempos para que nadie quede excluido mientras se adapta.
–El Ejecutivo también reconoció que hoy ya es muy difícil acceder a una licencia profesional. ¿Cómo lo manejan?
–Justamente por eso es importante trabajar en conjunto. No se trata de exigirlo de un día para otro, sino de acompañar el proceso. Lo mismo con los vehículos: en Argentina no ha sido fácil acceder a un auto nuevo en los últimos años. No se le puede pedir a alguien que de un viernes a un lunes cambie el auto. Pero sí es algo posible, y desde Uber estamos dispuestos a poner inversión para ayudar. Hay que definir los plazos y condiciones para que eso no sea un obstáculo sino una oportunidad de avance.
–¿Uber ha implementado programas de acompañamiento para renovar vehículos en otras ciudades?
–Sí. Estamos trabajando en todo el país para ofrecer planes de financiación diferenciados, que reconozcan los ingresos por la app como respaldo crediticio. También impulsamos modelos de alquiler con opción a compra, lo que se conoce como “rent-to-own”, donde el conductor va pagando un alquiler pero al mismo tiempo accede al vehículo. Son cosas que queremos traer a Córdoba. Pero, de nuevo, no se logran de un día para el otro. Se puede hacer, y hay voluntad de hacerlo.
–Si se aprueba la regulación, ¿están en condiciones de ampliar la oferta de servicios? Por ejemplo, Uber XL o viajes compartidos.
–Sin dudas. En Córdoba todavía hay muchísimo potencial. Ya trajimos Uber Mujer, porque es una de las ciudades argentinas con mayor porcentaje de mujeres conductoras. También estamos explorando opciones como Uber XL para viajes desde y hacia el aeropuerto, y la modalidad de viajes compartidos. Cuanto más condiciones haya para que el conductor crezca y se profesionalice, más atractiva será la ciudad para nuevas inversiones y productos, tanto de Uber como de otras empresas del sector.