Hace un par de años, Lucía Torres armó las valijas y cambió el sur por el norte del Valle de Punilla, en Córdoba. Junto a su hijo, Enzo, dejó Villa Carlos Paz para asentarse en Capilla del Monte.
En su maleta no sólo cargó los enseres de la familia. También trasladó su proyecto innovador: dar oportunidades laborales a personas con distintos tipos de discapacidad.
En Carlos Paz fue un suceso el armado de Albergo Ético, el programa que impulsó junto a su amigo, Mauro Dagna, que llegó desde Italia con una idea disruptiva: abrir un hotel atendido por chicos y chicas con capacidades diferentes.
Luego de esa experiencia, que derivó en lo que es hoy el bar El Emperador, en Carlos Paz, Lucía continuó con la idea de expandir su propuesta en otros destinos. Y llegó a Capilla del Monte.
Con el aporte del municipio, la Fundación UPIS, que preside Lucía, se hizo cargo de la atención del complejo turístico El Zapato, un hito en la historia de esa región de Córdoba. Esa piedra de singular forma es un atractivo que ha llenado miles de postales e imágenes de turistas durante décadas.
“El complejo estaba abandonado y vandalizado y con el municipio comenzamos a trabajar en conjunto para volver a ponerlo en marcha”, cuenta Lucía sobre el predio de El Zapato.
Entre 12 y 15 personas están dentro del proyecto que ya comenzó a florecer durante los primeros días de enero, en el inicio de esta temporada de verano.
“El municipio está a cargo de la reparación de los baños y todo lo que tiene que ver con la estructura. Ellos son los encargados de la restauración y a nosotros nos queda el trabajo de mantenimiento”, contó la presidenta de UPIS.
La idea siempre es la misma y el trabajo es una excusa para la inclusión y la posibilidad de que personas con muy pocas oportunidades puedan trabajar. Tener un trabajo estable que les represente un ingreso propio es uno de los mayores desvelos de toda persona con algunas discapacidad.
En recuperación
Entre los lugares que se recuperaron está la Fuente de los Deseos y la Cueva de los Enamorados, donde llegaban los novios a pedirle casamiento a sus parejas. Y a 80 escalones está El Zapato, una figura de piedra que es parte de la historia de Capilla del Monte.
Entre los colaboradores de la fundación UPIS está Marcelo Ortiz, quien cuenta que en otras oportunidades trabajó con temas referidos a la discapacidad, pero nunca lo había hecho con tanta intensidad. “Estoy muy agradecido porque es algo que siempre quise hacer”, dice, y agrega: “Buscamos que se inserten laboralmente en un contexto convencional en el que no tienen oportunidades. Tratamos de buscar lo mejor de ellos y creo que lo estamos logrando. Soy un aprendiz”.
Y Lucía continúa: “El trabajo es una excusa para generar el hábito. Había chicos o chicas que nunca habían salido de su casa solos. Ahora se manejan con total soltura”.
Hay equipo
Facundo sonríe ante la llegada de los visitantes al ahora rebautizado Paseo Ético El Zapato. Y afirma que hace todo lo que le piden en materia de mantenimiento del parque y para la atención de los turistas que llegan al complejo.
“Este trabajo me da muchos aprendizajes y ahora sé muchas cosas de electricidad y un poco de todo”, asevera. Y dice: “Está bueno formar un grupo porque aprendo mucho de mis compañeros, que son muy piolas”.
Lautaro entró al proyecto luego de una entrevista laboral. “Me aceptaron”, exclama con alegría. “Mi tarea es barrer, rastrillar y ver que esté todo bien. Ahora estamos armando el quincho y todo marcha muy bien”, apunta.
Juan Godoy es un Nacido y Criado (NyC) de Capilla del Monte y uno de los que aporta sus toques de humor a las jornadas de trabajo del paseo. “Esta fundación está buena porque le abrió puertas a chicos con capacidades diferentes a los que se nos cerraba la puerta en todos lados. Soy trabajador de la construcción, en desmonte, y también estuve en otros paseos turísticos”.
Y a renglón seguido bromea: “Además hago cateterismo: vendo catas y teros”.
En el caso de Tomás, es el encargado de guiar a los visitantes hacia los distintos sectores del complejo. “Me sirve para tener plata para ayudarle a mi papá, a tener cosas y además, para formar un grupo. Mis compañeros son buenos y nos ayudamos mucho”, asegura.
En tanto, Agustín dice: “Soy rosarino y hace algunos años que estoy en Capilla del Monte. Y gracias a una psicopedagoga conseguí este trabajo. Hago de todo, sobre todo soy jardinero, y trabajamos todos juntos, haciendo cada uno un poco”.
En el turno tarde también está Agustina y Aruna, las dos chicas del grupo.
Un proyecto integrador
El intendente de Capilla de Monte, Fabricio Díaz, admitió que el Complejo El Zapato estaba totalmente abandonado. Se lo licitó en varias oportunidades y hasta se lo concesionó. Pero a la hora de hacerse cargo, la licitación se cayó.
“Venía trabajando con la Fundación UPIS y ahí maduramos la idea con Lucía Torres de soñar con el primer paseo ético de Argentina”, dijo el intendente.
Y agregó: “Nos pusimos manos a la obra con un paseo que estaba abandonado, que tiene una dificultad topográfica y de accesibilidad. Y el municipio se hizo cargo de la reparación de los baños, de la Alfombra Mágica y de un espacio recreativo”.
Para el intendente, es un orgullo que hoy entre 15 y 20 personas tengan una oportunidad laboral con la contención necesaria y una retribución por su trabajo.
Mientras, El Zapato vuelve a ver turistas a su alrededor.
