Cuando se habla de éxito, la mayoría imagina una fórmula basada en fuerza de voluntad, constancia y sacrificio. Pero la ciencia tiene otra mirada.
Una reciente revisión publicada en la revista Current Opinion in Psychology sugiere que, en realidad, el éxito a largo plazo está más relacionado con la consciencia y la planificación que con la capacidad de resistirse a las tentaciones del momento.
No se trata de resistir: se trata de anticiparse
Dos destacados psicólogos, Michael Inzlicht (Universidad de Toronto) y Brent Roberts (Universidad de Illinois), analizaron cómo la psicología ha confundido el concepto de autocontrol.
Lo que muchas veces consideramos “fuerza de voluntad” es en realidad una mezcla de factores: desde la organización personal hasta la capacidad para planificar y evitar situaciones tentadoras.
“Las personas exitosas no necesariamente ejercen más fuerza de voluntad. Lo que hacen mejor es estructurar sus vidas para no tener que usarla tanto”, explican los investigadores.
En otras palabras, quien logra más no es quien lucha todo el tiempo contra sus impulsos, sino quien diseña su día a día para minimizar el riesgo de caer en ellos.
La consciencia como rasgo de personalidad clave
El estudio sugiere abandonar la idea de que el autocontrol es simplemente una fuerza interior que se aplica cuando es necesario. En cambio, destaca el valor de la escrupulosidad: un rasgo de personalidad que incluye ser ordenado, previsor, y metódico.
De hecho, las personas que puntúan alto en consciencia suelen:
- Tener mejores resultados académicos.
- Gozar de una salud más estable.
- Lograr mayores ingresos a lo largo de la vida.
Y lo más sorprendente: según los datos, las personas más conscientes no reprimen más deseos que el resto, simplemente se organizan para no tener que hacerlo tan seguido.
¿Debemos dejar de hablar de “fuerza de voluntad”?
Para Inzlicht y Roberts, sí. Proponen dejar de usar el término “autocontrol” como algo universal, y en cambio distinguir entre rasgos permanentes (como la capacidad de planificación) y estados momentáneos (como resistirse a comer un chocolate).
“Quizás deberíamos reemplazar el término por algo más preciso, como ‘consideración de las consecuencias futuras’”, afirman.
Esto también explicaría por qué muchas intervenciones que buscan fortalecer la fuerza de voluntad sólo dan resultados temporales: la voluntad es frágil, pero la organización y la consciencia pueden entrenarse con éxito y mantenerse en el tiempo.