Tango, el león africano que vivía desde 2008 en el ex zoológico de Córdoba y atravesaba un cáncer en fase terminal, falleció este sábado. Uno de sus cuidadores lo encontró sin vida en las primeras horas de la mañana. El deceso habría ocurrido durante la madrugada.
“En estos días venía con una leve desmejoría, pero eran situaciones transitorias que siempre presentó a lo largo de todo este tiempo con la enfermedad”, explicó a La Voz Damian Casconi, médico veterinario a cargo del área médica del actual Parque de la Biodiversidad.
Personal del equipo médico veterinario del parque acompañaba de forma permanente al animal desde 2020, cuando le detectaron una “neoplasia linfoproliferativa”, un cáncer en la sangre con una circulación de linfocitos anormales que provocaron los signos clínicos y la inmunosupresión del felino.
“Él siempre tenía episodios con recaídas pero después repuntaba con el tratamiento y la atención que la gente y los cuidadores le daban. Todos pensamos que estaba en una de esas nuevas etapas de recaída y hace un par de días los cuidadores y veterinarios estaban más atentos. Creímos que iba a salir pero en la madrugada de hoy nos dieron la noticia del deceso”, relató Casconi.
En la misma línea se expresó Luis Cejas, cuidador de Tango desde sus primeros tiempos en Córdoba: “Es un animal que tenía sus altibajos, había días que estaba bien y otros que estaba desanimado. Tango había entrado en una semana de decaimiento y esta vez no pudo salir”.
Casconi contó que minutos después del fallecimiento los trabajadores del parque fueron llamándose entre sí para darse la noticia, especialmente a quienes les tocaba más de cerca trabajar con Tango. “Algunos lo fueron a despedir personalmente, otros lo han hecho a través de palabras y frases. También se acercó gente de otras áreas del parque que lo querían mucho”, comentó el médico veterinario.
Cómo atravesó sus últimos días
Actualmente la enfermedad se encontraba en un estado muy avanzado por lo que en este tramo final el felino recibía tratamiento paliativo y contra el dolor con aceite de cannabis. También se utilizaba medicación de refuerzo recomendada para el caso como polivitamínicos.
En los últimos tiempos se encontraba desmejorado y había perdido mucho peso. Ya no quedaban casi rastros de la tupida melena que tenía años atrás.
Era un animal joven que apenas pasó los 20 años de edad. De estar sano, habría podido superar los 30 como otros leones en cautiverio.
Pero lo que si logró exceder fue el tiempo de supervivencia estimado en los casos de cáncer como el suyo. Según indicó el veterinario y director de la organización de bienestar animal Four Paws International Amir Khalil, para la especie con este diagnóstico se calcula un máximo de 500 días de vida y Tango superó los 700.
“Estábamos preparados y sabíamos que iba a llegar este momento pero él venía superando las expectativas de vida de esta enfermedad y uno siempre se ilusiona y se aferra a eso, por eso aunque uno sepa que iba a pasar nos dolió a todos. Toda la gente del parque está acongojada”, agregó Casconi.
Por su parte, Cejas contó a La Voz que había momentos en los que dejaba de alimentarse y que eso fue lo que sucedía hace tres días: “No quería comer. Digamos que ya no quiso luchar más, bastante luchó estando dos años con cáncer”.
“Estábamos todos avocados a él. Yo era su cuidador exclusivo el que me fijaba que no le faltara el agua limpia y las comodidades. Hasta llegamos a poner aire acondicionado adentro de su habitáculo para que estuviera bien y calefacción en invierno. Le dabamos todos los días su medicación por boca con una jeringa, algo que no es fácil”, detalló el cuidador.
La historia de “Tango”
El felino nació en cautiverio en el zoológico de Florencio Varela y llegó a Córdoba en julio del 2008 junto a dos leonas, “Gata” y “Nena”, con las cuales convivió un largo tiempo. Su cuidador, Luis, fue quien lo bautizó como Tango por su origen bonaerense.
Cejas trabaja cuidando animales hace 32 años y vió entrar a Tango el prímer día que llegó al ex-zoo, cuando lo traían en un transporte. Era un cachorro que llegaba sin nombre y a Luis se le ocurrió elegir algo alusivo a la provincia de la cual provenía.
“Era un león muy vistoso, joven y potente. Muy lindo para el público y los chicos porque llamaba la atención. También era muy atento, muy observador. Le gustaba ver pasar los aviones, le llamaban la atención los ruidos, algún pájaro y cuando venían visitantes”, señaló.
Un detalle particular que recuerdan de Tango es su preferencia por el día domingo: “Había algo muy lindo y es que a él le gustaban los domingos. El podía estar mal un lunes, un martes o en la semana, pero llegaba el domingo y de repente salía a caminar a jugar. Le entusiasmaba el día”, apuntó Luis.
Según el relato de Luis, cuando se dio a conocer la noticia de la enfermedad del felino, la gente se entristecía porque muchos lo habían conocido y desarrollado desde entonces un cariño especial por el animal.
“Da la casualidad que antes que lo diagnosticaran uno de los cuidadores que estaba con él dejó de trabajar porque se fue a vivir a Inglaterra. Al poco tiempo descubrimos que se enfermó”, resaltó Cejas.
Animales y cuidadores: una relación más que especial
“Solamente quienes trabajamos en esto sabemos cómo nos llegan los animales a nosotros. No es un día fácil para mí ni para la gente que estuvo al lado de él”, confesó Luis.
Por la cantidad de horas que pasaban juntos, la relación de Tango con su cuidador era muy estrecha. Tanto, que este último sabía perfectamente si el felino tenía un día bueno, regular o malo. Tanto, que muchas veces el animal no aceptaba que otro cuidador le diera de comer o le suministrata la medicación diaria.
“Los cuidadores tenemos un vínculo muy especial con los animales. Son parte de nuestra familia, vivimos horas con ellos, conversamos con ellos, los vemos, nos preocupamos, damos lo mejor y le dedicamos el tiempo que por ahí no le damos a nuestra propia familia o hijos. Más en el caso de Tango que venía con una enfermedad”, explicó.
Luis admintió que no se acercará a despedirse de Tango porque sufre problemas de salud y porque su fuerte lazo con él hizo que la noticia le afectara profundamente. “No es fácil ver así a un animal con el que uno se encariñó. Tomé la decisión de quedarme y recordarlo como lo vi ayer o como estaba en sus buenos tiempos”.
