Recalentar alimentos adecuadamente puede marcar la diferencia entre una comida segura y una fuente de contaminación.
Con la popularidad del aprovechamiento de sobras surgen dudas sobre cuál es la manera correcta de calentar platos sin poner en riesgo la salud. El proceso parece sencillo, pero el mal manejo de las temperaturas puede favorecer la proliferación de microorganismos peligrosos.
Un video compartido en TikTok por Heinz Yuth, conocido en redes como @soycienciaycocina, explica los fundamentos científicos detrás del recalentamiento seguro.
El enfoque gira en torno a evitar la “multiplicación de microbios, que en frío es un proceso lento, a temperatura ambiente es rápido y con el calor se eliminan”.
Cuáles son las mejores prácticas según el tipo de alimento o método.
Platos preparados, del frío al calor
Según el experto hay que retirar la comida del frío al momento de consumo y evitar dejarla fuera de la heladera mucho tiempo.
Sacarla con anticipación y mantenerla a temperatura ambiente solo favorece el crecimiento de microbios.
La clave está en calentar directamente desde el frío y no regresar a la heladera las porciones ya recalentadas.
Microondas: potencia y temperatura
Al utilizar el microondas, calentar a potencia máxima, indica Yuth. El tiempo puede variar de uno a tres minutos, dependiendo de la cantidad de alimento.
Pero el punto relevante no es el tiempo, sino la temperatura final: “lo importante es que salga muy caliente, sobre los 65 grados”, señala el experto. De esta manera se garantiza que los microorganismos presentes hayan sido eliminados.
Recetas al fuego
La cocina tradicional también requiere atención. Yuth recomienda aplicar “el mismo criterio” que con el microondas, recalcando que lo importante es alcanzar una temperatura segura, no solo que el alimento esté “tibio”.
El calor visible no siempre refleja un calentamiento uniforme, por lo que conviene remover los alimentos y asegurarse de que estén calientes en todo su volumen.
Sobras y porciones
Una de las medidas más relevantes a la hora de evitar riesgos innecesarios consiste en recalentar únicamente la cantidad que se va a consumir en el momento. Lo demás debe conservarse en frío, como señala el especialista: “calienta solo lo que vas a consumir, el resto se queda en frío”.
Recalentar repetidamente el mismo alimento aumenta las probabilidades de contaminación cruzada y pérdida de calidad del propio alimento.