La popularidad de los medicamentos GLP-1 como Ozempic, Wegovy o Mounjaro sigue creciendo, especialmente entre quienes buscan bajar de peso rápidamente.
Sin embargo, una alerta lanzada por la Agencia Reguladora de Medicinas y Productos Sanitarios del Reino Unido (MHRA, por sus siglas en inglés) encendió las alarmas en Europa y en todo el mundo.
Se investiga si existe una relación entre estos fármacos y un aumento de casos de pancreatitis aguda.
Qué dice la alerta
La MHRA pidió la colaboración de personas hospitalizadas por pancreatitis para estudiar si existe una predisposición genética al riesgo de desarrollar esta afección al consumir medicamentos con semaglutida, el principio activo de Ozempic y Wegovy.
Aunque no se trata de una advertencia oficial sobre su seguridad, el llamado generó preocupación tras la mención de diez muertes y cientos de casos de pancreatitis reportados en el Reino Unido.
Según la agencia, un tercio de esas reacciones adversas podría prevenirse con estudios genéticos previos. Aún así, los datos no indican un aumento de casos por encima de lo esperado, y la incidencia en ensayos clínicos fue inferior al 0,5%.
¿Son medicamentos seguros?
Expertos coinciden en que los GLP-1 son fármacos eficaces y con un perfil de seguridad comprobado, pero insisten en la necesidad de prescripción y seguimiento médico. Cristóbal Morales, endocrinólogo en el Hospital Universitario Virgen Macarena de Sevilla, explicó que estos medicamentos se aprobaron tras estudios controlados con pacientes monitoreados, algo que no sucede cuando se compran por internet o se recetan para fines estéticos.
“No se pueden usar como si fueran cosméticos. Es un tratamiento médico serio, con efectos adversos reales si se usa mal”, advirtió.
El problema del uso masivo y sin control
En el Reino Unido, cerca de un millón de personas usan GLP-1 exclusivamente para bajar de peso. Y según un informe de University College London, el 15% de ellas lo hace con medicamentos no autorizados para ese fin, como Ozempic, diseñado para tratar la diabetes y no el sobrepeso.
La endocrinóloga Andreea Ciudin, del Hospital Vall d’Hebron, señaló que parte del problema es el mal uso de los términos médicos: no toda elevación de enzimas pancreáticas significa pancreatitis, ni todos los dolores abdominales son señales de alarma.
“Hay que evitar diagnósticos apresurados y generalizaciones. Los tratamientos mal indicados, sin personal capacitado, pueden ser peligrosos”, explicó.
Qué pasa en España y Europa
Por el momento, ni la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) ni la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) han detectado anomalías en el uso de estos fármacos. Ambas agencias mantienen la vigilancia activa, pero no ven razones para emitir nuevas advertencias.