“Son días muy difíciles”, repiten al unísono. Claudia y Roque son los papás de Marquesa, e Ivana la mamá de Luca, los dos jóvenes estudiantes que perdieron la vida hace un año en el incendio del edificio “Veracruz” de calle Caseros, en pleno centro de la ciudad de Córdoba.
A la fecha del primer aniversario de la tragedia (este 9 de julio), se le suman los cumpleaños de las víctimas pocos días después. En medio de un proceso de duelo muy doloroso, los padres de los chicos se animaron a hablar por primera vez de cómo fue esa madrugada de llamados desesperados y el pedido de justicia por lo ocurrido.
“Es un día a día, a veces te levantas bien pero se te viene el recuerdo. Y los fines de semana estás esperando que vuelva”, cuenta Roque sobre como vivió este último año.
Marquesa, la hija mayor de la familia había decidido estudiar Contabilidad y pese a otras opciones más cerca de su localidad de origen, ella quería hacerlo en Córdoba.
En 2021 sus padres viajaron a la Capital y le alquilaron un departamento en el sexto piso de Caseros 39. “Buscábamos un lugar seguro y este edificio quedaba a una cuadra de la comisaría. Jamás íbamos a pensar que el edificio no era seguro”, recuerda su papá.
Un año más tarde, Luca también se radicó en la ciudad. Decidió estudiar Martillero Público y luego seguir con Abogacía. Si bien con Marquesa no eran amigos, sus familias tienen “algún parentesco”. Esa cercanía posibilitó que pudiera mudarse al mismo edificio. Al lado de Luca también vivía otra joven de Serrano, compañera de Marquesa.
Ambos eran los primeros hijos de las familias que se iban a estudiar a Córdoba. En los últimos años se había formado una comunidad de estudiantes de edades similares e incluso la Municipalidad local tiene una casa disponible donde viven algunos de ellos.
Madrugada de terror
La madrugada de la tragedia, Claudia contuvo a su hija casi una hora por teléfono. Marquesa la llamó desesperada: “´Mamá hay mucho humo´, me decía". Le dijo que abriera la ventana, que intentase estar tranquila y llamó a la dueña del departamento para que llame a los bomberos. “Estuvimos hablando hasta que me quedé sin señal”, relata.
Junto a su marido se subieron al auto de urgencia y recorrieron los más de 400 kilómetros que separan Serrano de la ciudad de Córdoba. Al llegar al edificio las autoridades les avisaron que su hija era una de las víctimas fatales.
Algo similar ocurrió con Luca, quien también llamó a su mamá. Ivana le insistió que saliera del edificio, pero él le respondió que era imposible. No había luz ni tampoco funcionaba el ascensor. Su cuerpo inerte fue hallado horas después en el sector de las escaleras.
En la tragedia también fallecieron Juan Antonio Paz y Victoria Zangheri, quien estaba embarazada. A su vez fueron afectados cinco vecinos más.
Pedido de justicia
Las familias entienden que “nada ni nadie” les devolverá la vida de sus hijos pero esperan que se determine cómo sucedieron los hechos y que los responsables cumplan una condena por lo que hicieron u omitieron.
Hasta ahora, la única imputación judicial recayó en la persona de Gilda Graciela de Fátima Páez, propietaria del departamento donde se inició el fuego, acusada de estrago culposo agravado.
“Hay una necesidad de reclamar por justicia. Esto se podría haber evitado. Mi hijo, semanas antes de lo que pasó, me había preguntado si podía prender un sahumerio y yo, por las dudas, le dije que no. Acá una señora no tuvo la precaución que debía tener, y ocurrido el hecho no actuó con responsabilidad. Ella debe hacerse cargo de sus actos”, entiende hoy Ivana.
“Ella encadenó una serie de fallas. Si hubiera cerrado la puerta del departamento, el fuego se circunscribía sólo a ese lugar. Además, podría haber solicitado ayuda con mayor urgencia”, agrega Claudia.
Además advirtieron que deben determinarse las responsabilidades del consorcio, de Bomberos y del Municipio por el estado del edificio. “Acá hubo varias personas que pusieron su firma o sello”, menciona la mamá de Luca.
Una ausencia que duele
Las muertes de Luca y Marquesa también afectaron con crudeza a sus hermanos. Juan Mateo era dos años menor que su hermana y sufre su pérdida. Le está costando mucho el proceso de duelo y le dijo a sus padres que por su edad, él sufrirá más su ausencia.
Una experiencia similar vive Simón, el hermano de Luca. “No estoy bien estos días”, le dijo recientemente a su mamá. Al menos como consuelo se hizo muy cercano al mejor amigo de su hermano fallecido.
También esta tragedia golpeó con fuerza a los amigos de los estudiantes. Algunos jamás volvieron a Serrano, a otros se les hizo muy difícil continuar la facultad.
“Vamos a intentar ser felices con un dolor en el alma que no nos saca nadie. Nuestros hijos eran tan buenas personas que queremos que se haga justicia en honor a ellos. Marquesa era pura bondad, vivía con una sonrisa de oreja a oreja. La tarde anterior rindió un examen y su profesor me llamó para decirme que había sido el más destacado”, cuenta Claudia.
A Ivana le brillan los ojos cuando habla de “Luqui”. “Con lo sencillo él era feliz. Tenía las cosas claras, era muy compañero y emprendedor. Yo aprendía más de él que él de mí”, reconoce.
A un año de la tragedia, ambas familias de Serrano siguen llorando a los dos jóvenes, intentando sobrevivir con su recuerdo, que –aseguran– es lo único que les queda.
Cómo sigue la causa
La fiscal a cargo de la causa, Celeste Blasco, ordenó una pericia integral de higiene y seguridad sobre el edificio para determinar si existieron incumplimientos en las normas de seguridad contra incendios y en las habilitaciones vigentes al momento del trágico hecho.
El objetivo de la Justicia es establecer si dichas irregularidades pudieron haber contribuido al trágico desenlace y evaluar la posible responsabilidad de las autoridades de control. La pericia se realizaría los primeros días de agosto.