Vínculos que empiezan por internet, encuentros intensos y rupturas abruptas, sin explicaciones. Este tipo de desenlace tiene un nombre y se llama “ghosting”, que viene del término “ghost”, fantasma en inglés. Hace referencia a la desaparición de alguien como si fuera un fantasma en una relación amorosa.
Si estabas iniciando una relación con alguien y de repente no te contesta más los mensajes ni llamadas, no te sigue más en redes (o te bloquea) sin ningún tipo de explicación, no hay dudas: te hicieron “ghosting”, una actitud considerada como un tipo de destrato y que viene de la mano de una baja responsabilidad afectiva de quien la ejerce.
Según especialistas es un fenómeno que se da cada vez más frecuente y preocupa sobre todo su impacto en los más jóvenes, por las consecuencias emocionales que esto trae. Si bien aseguran que no es algo que se ejerza exclusivamente por parte un género u orientación sexual, perciben que en las mujeres se siente más el impacto de esa desvinculación abrupta.
Mariana, de 25 años dijo haberlo sufrido en carne propia. “Tenía un novio con el que estuve un año. A los cuatro años nos reencontramos, nos empezamos a volver a ver. Un día me canceló una juntada y no me dio explicaciones, me dejó se seguir en Instagram. Decidí no pedirle explicaciones, en el fondo sabía que ese vínculo me hacía mal”, admite.
Pero reconoce que no está bien esa actitud y que ella no lo haría en sus vínculos actuales. “Si no me pinta seguir en esa relación, le digo al otro: ‘Che, mirá, estoy en otra, no te quiero hacer perder tiempo’. Prefiero decírselo”, reconoce.
Nuevas formas de vinculación
Las formas de relacionarse afectivamente en la actualidad van cambiando, hay más posibilidades de conocer a alguien y concretar citas, pero también se dan vínculos más fugaces y pareciera que en muchos casos no hay espacio ni siquiera para la explicación.
“El contexto en el que se da el ghosting es en el de la época de las ‘relaciones de bolsillo’ de las que habla la socióloga Catherine Jarvie, en las que se establecen vínculos favorecidos por las redes sociales donde predomina lo instantáneo, el disfrute de manera intensa y que termina rápidamente, como algo descartable”, indica el psicólogo Javier Flesca, especialista en psicoanálisis vincular.
Flesca habla de los “apegos evitativos” que se dan cuando la relación empieza a avanzar ya sea por mayor asiduidad de los encuentros o mayor expresión de emociones o proyectos y la persona que no quería un mayor nivel de compromiso o de responsabilidad afectiva tiende a huir, a escapar de esa situación.
En esa línea la psicóloga y sexóloga Silvia Aguirre refuerza la idea de que hay nuevas formas de relacionarse que presentan dificultad para hacer uniones que no sean sumamente efímeras, con miedo a que uno de las dos personas diga tener más interés que la otra.
“Algunas autoras lo asocian con los cambios en las conductas de las mujeres. Hoy parece ser más fácil para el hombre el acercamiento y contribuye a que puedan desaparecer sin mayores consecuencias porque está la idea de que rápidamente encontrarán a otra ‘candidata’ para seguir en ese mismo tipo de relación sin mayores compromisos”, indicó Aguirre.
Consecuencias
Entre las principales consecuencias que trae el ghosting en quien lo recibe se detectan la culpa, al tratar de encontrar una explicación a esa desaparición, un golpe a la autoestima, una sensación de deprecio y humillación. También puede generar miedo en volver a confiar en otra persona.
Esa es una característica que notó Aguirre: “Lo veo permanentemente en el consultorio. Si bien no es exclusivo de las mujeres, es más frecuente en ellas un cierto miedo a la reconexión después de haber tenido algún encuentro con un varón al que han conocido a través de alguna red social”.
La sexóloga especifica que muchas mujeres tras el ghosting no saben cómo continuar, si van a ser considerar pesadas y que no saben cómo actuar. “Tiene que ver también con las nuevas formas de cortejo, de aproximación que se da muchísimo a través de las redes pero que luego resulta, aparentemente, tan difícil de sostener”, explica.
Las consecuencias y también las recomendaciones, dicen los especialistas. dependerán de los recursos personales de cada persona para afrontarlo. “Cuando el sujeto tiene más recursos personales, yoicos para identificar que esa conducta es dañina y puede generar límites, la persona puede recuperarse rápidamente. En cambio, cuando es una persona con baja autoestima o tiene una dependencia emocional, suele proyectarse en otro sujeto, en la persona que estaba conociendo con ideales, fantasías o un proyecto de vida, conlleva quizás una ruptura de todo su proyecto personal o de lo que había imaginado que podía cumplir. Esto genera niveles de ansiedad y malestar intensos con mucha angustia”, indicó Flesca.
En general quienes han pasado por esas situaciones hacen hincapié en la necesidad de no obsesionarse o insistir en contactar a la otra persona, fortalecer el autoestima y no sentir culpa. Generalmente, las personas que “ghostean” son aquellas a las que les cuesta ponerse en el lugar del otro, registrar lo que sienten y ciertos rasgos narcisistas.
Aguirre percibe una dificultad general de considerar al otro como un “verdadero otro”, en ser cuidadosa o cuidadoso con esa otra persona. “Tenemos que preguntarnos qué nos está pasando socialmente para que esto sea tan extendido, porque se puede ver a nivel social, no sólo en los vínculos amorosos. Hay mayor aumento de la agresión en la calle, en el colegio, en las relaciones laborales, es como todo centrarlo solamente en lo que ‘yo quiero, en lo que yo necesito’”.
