La calidad del sueño es más determinante que su duración. Un descanso reparador favorece la memoria, la coordinación y la atención, al tiempo que reduce el riesgo de lesiones. En cambio, dormir mal afecta la toma de decisiones, el control del peso y la salud general.
Alejandro Lucía, catedrático de Fisiología del Ejercicio de la Universidad Europea, resume la importancia del descanso para el rendimiento deportivo: “Dormir no es un lujo, sino parte del plan de entrenamiento”.
La calidad importa más que la cantidad
El experto explica que un sueño reparador debe ser continuo, profundo y sin interrupciones frecuentes. Lo ideal es conciliar el sueño fácilmente, no despertarse muchas veces y volver a dormirse rápido si ocurre.
En el ámbito del alto rendimiento, la diferencia entre un descanso adecuado y una noche de insomnio puede ser decisiva. “Prevenir lesiones empieza por dormir bien”, apunta Lucía, quien recuerda que los deportistas con falta de sueño son más propensos a sufrir sobrecargas o errores de ejecución.
Hábitos que potencian el descanso
El especialista recomienda apagar pantallas al menos dos horas antes de dormir, mantener una temperatura confortable en el dormitorio y garantizar oscuridad total para favorecer la producción de melatonina.
También aconseja exponerse a la luz natural por la mañana, cenar liviano y evitar la cafeína durante las seis horas previas al descanso. Además, sostiene que la regularidad en los horarios es clave para entrenar al cuerpo a dormir mejor.
“La constancia en la rutina es lo que más suma”, señala el fisiólogo.
El aliado invisible
Las llamadas power naps, o siestas breves de unos 20 minutos después del almuerzo, mejoran el estado de alerta y el rendimiento mental sin interferir con el sueño nocturno.
“Una siesta breve y a la hora correcta es gasolina extra para el cerebro y los músculos”, resume Lucía.
Cómo detectar un mal descanso
Irritabilidad, fatiga persistente, bajo rendimiento en los entrenamientos y una frecuencia cardíaca nocturna elevada son señales de que el sueño no está siendo reparador.
Lucía recomienda monitorizar la variabilidad de la frecuencia cardíaca para evaluar el equilibrio entre activación y recuperación. “Si el corazón no se relaja durante la noche, ese sueño no está cumpliendo su función”, concluye.