La causa judicial por el brutal asesinato de Brenda Torres, en la ciudad de Córdoba, dio un giro clave: la Fiscalía agravó la imputación a los tres detenidos y recaratuló el caso como homicidio calificado por mediar violencia de género, es decir, femicidio.
Hasta ahora, los dos imputados estaban acusados por homicidio. Pero, según informó oficialmente el Ministerio Público Fiscal, una nueva valoración del material probatorio permitió establecer la existencia de un contexto de violencia de género en el crimen.
La querella que representa a la familia solicitó desde el inicio el cambio de carátula.
La víctima fue encontrada asesinada y descuartizada en distintos puntos de la ciudad de Córdoba, y aún se investigan los móviles del hecho.
La decisión de la Fiscalía
A través de un comunicado, la fiscalía del distrito IV turno II a cargo de Horacio Vázquez señaló que “una minuciosa merituación del material probatorio obrante en autos, las circunstancias de especial vulnerabilidad en la cual se encontraba la víctima en los momentos anteriores y concomitantes al hecho, con la consiguiente situación de desproporcionada desigualdad en que esto la situaba respecto de los autores del hecho, determinan la existencia de un contexto de violencia de género en el homicidio de Brenda Torres”.
Con esta resolución, la causa pasa de ser investigada como un homicidio a uno agravado por violencia de género, figura prevista en el artículo 80 del Código Penal que prevé la pena de prisión perpetua.
La mirada de la querella: “No fue un ajuste de cuentas”
Desde el primer momento, la abogada de la familia de Brenda, Daniela Morales Leanza, pidió que la causa se investigara como femicidio.
“Bastó con que fuera a hablar con la familia y viera el contexto para darme cuenta de que esto no era un ajuste de cuentas”, indicó. Según la abogada, Brenda era una mujer en situación de extrema vulnerabilidad, con consumos problemáticos, y no estaba en igualdad de condiciones frente a sus agresores: “Ellos eran dos hombres, adultos, trabajadores de una empresa de seguridad. Ella estaba en la calle, en una posición de desprotección total”.
Morales Leanza también apuntó contra los discursos que estigmatizan a las víctimas: “Se dijo de todo de Brenda y nada de los agresores. Acá hubo una brutalidad, un odio generalizado. Esto fue una manifestación de odio al género”.

La letrada considera que podría haber existido además una motivación criminis causa (matar para ocultar otro delito), aunque aclaró que aguardan el avance de las pericias para ahondar en ese aspecto.
Luego remarcó el caracter de “ensañamiento” del crimen, que da cuenta del odio y desprecio por esa persona.
El crimen: un caso que sacudió a Córdoba
Brenda Torres fue vista por última vez el jueves 24 de agosto, un día antes del primer hallazgo que fue el 25 de julio. Parte de su cuerpo apareció dentro de una bolsa de consorcio en un descampado cercano al estadio Mario Alberto Kempes, en barrio Chateau Carreras.
Con el correr de los días, más restos fueron encontrados en otras bolsas en la avenida Cárcano al 200. Finalmente, la cabeza y el torso fueron hallados en el domicilio de los luego imputados, el pasado 2 de agosto.
La identificación se realizó en la morgue judicial mediante un sistema de huellas dactilares. La brutalidad del crimen generó conmoción en la sociedad cordobesa y particularmente en el entorno de la joven que escribieron mensajes de despedida en redes sociales.
Familiares y allegados esperan poder despedir sus restos en los próximos días, ya que los peritajes aún no han concluido.
La investigación sigue
Entre la prueba recabada hasta el momento, además de los restos humanos, los peritos hallaron manchas de sangre, que deberán ser cotejadas para comprobar si coincide con el ADN de la víctima y otras pruebas en el domicilio de los detenidos. Aún resta analizar el contenido de los celulares de los sospechosos.
Desde la querella pidieron mayor impulso en la recolección de pruebas para poder avanzar en la reconstrucción del caso.
Brenda tenía antecedentes por hechos delictivos menores y estaba atravesada por consumos problemáticos. Esa condición de vida, según la abogada, no minimiza nada sino que al contrario, hace a su situación de vulnerabilidad y desigualdad frente a la situación de los agresores.