Mariano Fazio, el segundo al mando global del Opus Dei, fue acusado por la Justicia de “trata de personas bajo la modalidad de reducción a la servidumbre”, por haber captado al menos 43 mujeres menores de edad para obligarlas a trabajar sin remuneración durante décadas como empleadas domésticas.
En una resolución emitida el 11 de junio, la Justicia sumó a un imputado de gran relevancia a la causa que investiga desde 2022 este caso de trata de mujeres reducidas a sirvientas.
Mariano Fazio: quién es el monseñor acusado
El último imputado es el reverendo monseñor Mariano Fazio, nacido en Buenos Aires en 1960 y quien se desempeña como vicario auxiliar de la Prelatura de Santa Cruz y Opus Dei (Obra de Dios) en Roma, es decir, es la mano derecha del español Fernando Ocáriz, jefe máximo del grupo ultracatólico, y el primero en la línea para sucederle.

Por estos hechos la Justicia había imputado en 2024 a los exvicarios regionales Carlos Nannei (1991-2000), Patricio Olmos (2000-2010) y Víctor Urrestarazu (2014-2022) y a Gabriel Dondo, exsecretario a cargo de la Sección Mujeres del Opus en Argentina.
Fazio se desempeñó de 2010 a 2014 como vicario regional del Opus Dei en Argentina, Paraguay y Bolivia. Entre 2014 y 2019 fue vicario general de la prelatura y actualmente es vicario auxiliar, es decir, segundo en la jerarquía global.
La causa judicial
La investigación judicial, que comenzó en 2022, da cuenta de 43 mujeres, con situación económica vulnerable, que fueron atraídas por la Obra cuando tenían entre 12 y 16 años, con la promesa de un hogar y educación.
Sin embargo, la única instrucción que recibieron fue relativa al cumplimiento de tareas domésticas tales como planchar, cocinar y limpiar, trabajos que desarrollaron durante décadas sin remuneración y a demanda de varones del Opus Dei, tanto en Argentina como en otros países.
Al sometimiento laboral se añadía, según la acusación, un régimen de adoctrinamiento y manipulación psicológica.
Una de las víctimas declaró al juez Daniel Rafecas que Carlos Nannei, quien lideraba sesiones de meditación, les decía que “irte de la Obra era como salir de la barca” y que “salir de la barca era una muerte súbita”.
“Yo iba por la calle pensando que no quería vivir más. Iba por la calle pensando cómo puede la gente sonreír. Ahí me mandaron al psiquiatra”, dijo la denunciante, una de las mujeres a las que se les exigía disponibilidad total para una enorme cantidad de tareas domésticas.
Esta declaración, efectuada el 6 de mayo pasado a través del método cámara Gesell, fue la que permitió a los fiscales Eduardo Taiano, María Alejandra Mángano y Marcelo Colombo ampliar la acusación hacia Fazio, quien originalmente había quedado excluido de la citación a indagatoria, cuya fecha todavía no ha sido confirmada, según confirmaron fuentes judiciales.
