Un informe de la Federación de Profesionales Universitarias de Córdoba (Fepuc) evidenció la grave situación laboral en la que se encuentran los trabajadores calificados independientes de Córdoba.
Según datos relevados por la entidad, el 60% de los profesionales ejercen de manera liberal en Córdoba, y crece el número de quienes combinan esa modalidad con otro trabajo bajo relación de dependencia para sostenerse económicamente.
Según el informe, el 43% de los profesionales cordobeses tiene hoy más de un empleo o actividad laboral para poder sobrevivir económicamente a lo largo del mes.
Además, casi el 40% los profesionales independientes trabajan más de 10 horas diarias. “Ejercer una profesión en la provincia está lejos de representar la promesa de desarrollo personal, estabilidad y bienestar”, sostuvo el documento del Observatorio de Profesionales de Fepuc.
La federación, que agrupa a 34 entidades y representa a más de 150.000 profesionales, puso en evidencia la actual precarización profesional y un llamado urgente a construir mejores condiciones laborales.
“Bajo la supuesta autonomía del ejercicio liberal de la profesión, se esconde una creciente precarización laboral que empuja a una extenuante multiplicación de empleos y jornadas de trabajo interminables para alcanzar ingresos dignos”, agregaron.

Incluso crece el número de profesionales que combinan el trabajo profesional independiente, con alguna relación de dependencia.
Sobrecarga e informalidad
Uno de los rasgos característicos de esta situación es que aumentó el porcentaje de personas que trabajan más de 10 horas por día. Esa alternativa a la pérdida del poder adquisitivo fue del 27% en 2019, mientras que en 2024 se elevó a casi el 40%.
En la misma línea, el último relevamiento determinó entre mayo de 2023 y mayo de 2024, el ingreso promedio profesional se actualizó 53 puntos porcentuales por debajo de la inflación. Otra condición que profundiza la precarización laboral es la informalidad y la falta de derechos laborales.
En primer lugar, cada profesional negocia individualmente sus ingresos, sin respaldo colectivo. Esta desprotección lo enfrenta asimétricamente a posiciones dominantes del empleador o de la organización que lo contrata. Además, especialmente en los primeros años, el 40% ingresa al mercado laboral con contratos precarios o becas.
Por ejemplo, una mujer embarazada que factura como monotributista debe “negociar” una licencia sin ingresos garantizados, muchas veces por solo un mes. Lo mismo ocurre ante una enfermedad.
Más desigualdad
- Las mujeres ganan un 36% menos que los hombres.
- 1 de cada 4 personas jóvenes profesionales está bajo una relación de dependencia encubierta: implica obligaciones típicas de una relación laboral (horarios fijos, tareas asignadas) sin los derechos laborales que corresponden (vacaciones, obra social, licencia por maternidad, jubilación).
- Quienes facturan mensualmente bajo una relación de dependencia encubierta, ganan en promedio un 27% menos que quienes están en relación de dependencia formal.
Piden regulaciones justas
“Aceptar condiciones laborales indignas, naturalizar la negociación individual de honorarios o resignarse a cobrar menos “para no perder el cliente” no es solo un perjuicio personal: es una forma de bajar el precio -y con él, el valor- de toda una profesión. Es urgente que como colectivo recuperemos la conciencia de que cada vez que aceptamos menos de lo justo, estamos depreciando la formación, el compromiso y el rol social que asumimos como profesionales”, concluyó el estudio del Observatorio.

Por su parte la presidenta de Fepuc, Eugenia Peisino, llamó a “defender el valor del saber y el trabajo profesional, y promover regulaciones justas como la del órden público de los honorarios. El sector exige marcos normativos que reconozcan derechos laborales básicos y recuperar el valor simbólico y social del trabajo profesional”.
Testimonios en primera persona
El agotamiento físico y mental, jornadas inhumanas y la imposibilidad de sostener una vida equilibrada marcan la agenda cotidiana de los profesionales en Córdoba. Y en ese sentido, revelaron una serie de testimonios en primera persona que dan cuenta de dicha situación.
“No tenemos paritarias. La inflación la peleamos con más horas de trabajo. Pero hay un límite físico inflexible”, expresó Marcos, veterinario de profesión.
“Trabajo en mi estudio de manera independiente, también asesoro a una empresa a la que voy una o dos veces por semana. Ahora conseguí unas horas docentes donde estoy en relación de dependencia, y por las noches analizo casos, escribo presentaciones judiciales o corrijo exámenes”, sumó Marina, cordobesa con título de abogada.
“El sábado pasado hice una guardia 24 horas en el hospital. Salí de allí y pasé otras 24 horas de guardia el domingo en una clínica. El lunes me fui a casa, me bañe, descansé un par de horas y a las 14 ya estaba en la clínica nuevamente, con otra guardia hasta el martes. El miércoles estuve otras 24 horas en el hospital; salí el jueves a las 8 y descansé hasta las 14, hora en la que entré al consultorio hasta las 20. Y el viernes tuve consultorio en la clínica de 8 a 16. Tengo un fin de semana de descanso por mes”. relató Martín, profesional médico.