El bicarbonato de sodio es un ingrediente muy versátil que se utiliza también en la cocina debido a sus propiedades químicas y su capacidad para ayudar en diversas preparaciones.
Estos son dos trucos infalibles para usar del bicarbonato de sodio en la cocina y solucionar algunos problemas que se presentan.
Dos usos del bicarbonato de sodio en la cocina que quizá no conocías: y son una solución
Suena a clase de química, pero es bueno saberlo a la hora de hornear: el bicarbonato de sodio libera dióxido de carbono, en combinación con agua, ácido y calor. Las pequeñas burbujas de gas hacen que la masa gane volumen y leve. Para que esta reacción funcione de manera segura en el horno, el polvo de hornear comprado ya contiene algún ácido como fosfato.
Sin embargo, en recetas de horneado con ingredientes ácidos como yogur, crema agria, queso, suero de manteca, vinagre o jugo de limón también puede usarse el bicarbonato de sodio como agente gasificante. Y algo más.
Las frutas y los jugos también tienen la acidez necesaria para poner en marcha la reacción y así hacer que la masa leve en el horno.
- Como agente leudante
Sin ayuda, cualquier torta o muffins quedan chatos: son los agentes fermentadores (gasificantes) los que hacen que la masa se eleve y quede aireada. En vez de usar polvo de hornear ya preparado de una bolsita, también se puede utilizar bicarbonato de sodio, siempre y cuando la masa contenga suficiente acidez.
- Reducir la acidez
Agregar bicarbonato de sodio a los alimentos ácidos, como los tomates o las salsas, puede ayudar a reducir su acidez. Esto es especialmente útil para personas que tienen sensibilidad a los alimentos ácidos o problemas de acidez estomacal, o simplemente para los que no toleran este sabor.
¡OJO! la cantidad es clave
Dado que el bicarbonato puede generar un regusto ligeramente amargo, lo aconsejable es usarlo con medida. No es necesario utilizar mucho: una cucharadita de té de bicarbonato logra el mismo efecto que tres de polvo de hornear.
Para la salsa de tomate alcanza con media cucharadita de té. Todo en su justa medida es mejor.
También se pueden usar juntos el polvo de hornear y el bicarbonato. Esto es especialmente útil, por ejemplo, en el caso de los muffins, que tienen que levar lo suficiente para sobresalir de los moldes.
