La glucosa en sangre se ve afectada tanto por el frío como por el calor, en general. De hecho, los cambios de temperatura en las diferentes estaciones del año son uno de los factores que se deben tener en cuenta a la hora de gestionar bien una diabetes.
En los meses de frío, concretamente, se puede ver dificultada la absorción de la insulina tras su inyección porque los vasos sanguíneos en esa zona se contraen. También se suelen cambiar los tipos de alimentos que se consumen en esta época del año. Más comida caliente con mayor carga de hidrato de carbono (legumbres, purés, por ejemplo).
Además, una menor actividad física condicionada por la limitación de los deportes al aire libre, menores horas de luz diurna, o también un menor tiempo libre. Todos estos factores pueden llevar a tener niveles de glucosa más elevados.
Qué sucede con las complicaciones de la diabetes

María José Picón, vicepresidenta de la Sociedad Española de Diabetes (SED) y facultativa en Endocrinología y Nutrición, señala que las personas con diabetes que presentan problemas circulatorios pueden verse afectadas por las bajas temperaturas, ya que éstas pueden comprometer el riego sanguíneo en las zonas más distales del organismo, como los pies, debido a la vasoconstricción que tiene lugar como respuesta al frío.
“Todos hemos apreciado cómo tenemos las manos y los pies más pálidos cuando los tenemos expuestos al frío, pues la persona con diabetes, que tiene una afección del riego sanguíneo, puede presentar incluso dolor en estas zonas distales debido a la falta de riego, esto se conoce como isquemia”, agrega.
En el caso de la neuropatía, es decir, de la afectación de los nervios, la doctora explica que el frío es un asunto muy delicado ya que estas personas no perciben bien la sensación de dolor, de calor, o de frío, y la exposición a fuentes de calor en los meses de invierno (estufas, braseros, por ejemplo) pueden llevar a lesiones y a quemaduras muy serias.
Recomendaciones para las personas con diabetes en invierno
- Usar medias y guantes térmicos en pies y manos.
- Cuidar que estas prendas no provoquen presiones, que no aprieten.
- Tener la piel hidratada, y observar cualquier herida o cambio de color.
- Observar bien si hay modificaciones de los niveles de glucosa para adaptar adecuadamente el tratamiento.
- La persona con diabetes es la que más fácilmente se va a dar cuenta de estos cambios.
- Estar alerta en caso de viajes a zonas con temperatura muy diferente a las habituales.