Nahuel Sosa se despierta cada día en Pilar con la misma certeza: el deporte es su lugar en el mundo. Por su discapacidad lleva sus 39 años sin caminar, y dedica su vida a contar desde su silla de ruedas lo que pasa en una cancha.
Quien lo escucha hablar de fútbol, de rugby o de básquet, descubre algo más que datos o jugadas: descubre la pasión de alguien que convirtió la adversidad en motor.
Todo comenzó en 1994, durante el Mundial de fútbol de Estados Unidos. Tenía apenas 8 años cuando, frente al televisor, vio a la selección argentina entrar a la cancha, con Diego Maradona como capitán, y sintió un llamado. “Ahí dije: esta es mi vocación”, recuerda.
Esa certeza lo acompaña desde entonces y lo llevó, años después, a cursar la carrera de periodismo deportivo en la Escuela Deportac, en Córdoba.
No fue fácil. Sus padres tenían un negocio de comidas y recién podían viajar para llevarlo a cursar por las tardes. Durante tres años hicieron juntos ese viaje diario a la Capital. Nahuel se recibió con un promedio general de 8.
“La carrera me abrió la cabeza, me enseñó a mirar el juego de otra manera. Veo cosas que a veces el hincha no percibe”, explica.

Su recorrido siguió en los medios de su ciudad. Durante más de una década, entre 2009 y 2023, condujo un bloque deportivo en un noticiero de TV de Pilar. Pero la enfermedad y posterior fallecimiento de su madre lo obligaron a dar un paso al costado. Fue un golpe durísimo: “Me ayudaba en todo, pensé que nunca le iba a pasar nada”, confiesa con la voz entrecortada.
La ausencia de esa figura central en su vida todavía pesa, aunque Nahuel aprendió a sostenerse en nuevos apoyos.
Uno es la empresaria local Marisa Centenaro, quien lo acompaña como una segunda familia. “Lo adoptamos porque Nahuel es un ejemplo de esfuerzo y nos hace bien verlo feliz”, dice ella.
El programa que estrenó en YouTube hace unas semanas, “Jugada Maestra”, se graba en un bar que Centenaro está montando en Pilar. Allí, junto a la periodista Ayelén Balbo y al reconocido exjugador de fútbol de la Selección Argentina Juan Carlos “el Gato” Bujedo, Nahuel despliega lo que mejor sabe hacer: analizar, contar, transmitir.
“Él es excelente leyendo el fútbol, yo lo quiero de ayudante de campo”, apunta Bujedo, también DT y hombre de la vecina Río Segundo.

Debut de lujo
El debut del ciclo tuvo un escenario de lujo: el partido de rugby entre Los Pumas y los All Blacks en el estadio Kempes. Nahuel llegó acreditado tras meses de gestiones y cubrió el encuentro desde el sector para personas con discapacidad, pero no desde una cabina de prensa. Lo vivió intensamente, repasando cada formación y cada jugada.
La experiencia tuvo un cierre mágico: en la ruta de regreso a Pilar, se cruzó con el colectivo de Los Pumas. Muchos jugadores bajaron a saludarlo y a grabarle mensajes de aliento para sus redes. “Fue maravilloso”, resume a La Voz.
Ese mismo día también aprovechó para plantear un reclamo justo: la falta de cabinas de prensa adaptadas en los estadios. Se lo dijo cara a cara al intendente Daniel Passerini, quien se comprometió a buscar una solución. “No pido privilegios, quiero igualdad de condiciones”, aclara Nahuel.
Pero su mirada está puesta en lo que viene. Sueña con poder estar acreditado en el próximo clásico entre Talleres y Belgrano. “No es fácil, pero estoy haciendo las gestiones”, dice. Y mirando más lejos se proyecta hacia el gran objetivo de su vida: cubrir un Mundial de fútbol. “Se puede, se puede”, se repite a sí mismo.

En paralelo, sigue formándose: cursa una diplomatura en dirigencia deportiva. Parte de su rutina la dedica a rehabilitaciones. Hace poco también comenzó terapia psicológica, convencido de que la salud emocional es tan importante como la física.
Cuando no está frente a una cámara, Nahuel sigue haciendo lo mismo: ver deportes. Recuerda jugadas o analiza estrategias.
En un bar de Pilar, y antes de despedirse, confiesa algo: “Otro de mis sueños era que me hicieran una nota en La Voz”, dice mezclando timidez con alegría.