Mientras se espera una definición sobre la intervención de la parte del muro que quedó en pie tras el derrumbe el pasado sábado por la noche del revestimiento externo de un edificio de barrio Güemes, en la ciudad de Córdoba, la fiscal Celeste Blasco, del Distrito 1, Turno 5, avanza con distintas medidas probatorias, entre ellas declaraciones testimoniales a los involucrados en el fatídico hecho que terminó con una persona fallecida y siete heridas.
Uno de ellos fue Alberto Tolaba, inquilino de la casa que se vino abajo por la caída del bloque de ladrillos del edificio lindero. El joven asistió a la cita judicial en compañía de su madre, quien era la única persona que habitaba la vivienda al momento de la tragedia y se encontraba circunstancialmente en la Capital.
Tolaba alquilaba el inmueble junto a su hermana Verónica. Habían llegado desde Jujuy hace cinco años a estudiar en Córdoba. Luego se les unió Walter, un amigo tucumano.
Ellos le solicitaron a las autoridades que los dejen ingresar a la vivienda para preservar sus pertenencias, pero hasta el momento no les fue concedido ese pedido por el riesgo de seguridad que implica. Hoy están viviendo en casas de amigos mientras buscan algún sitio a donde mudarse. Las dos primeras noches durmieron en un alojamiento que les proveyó la Municipalidad.
Vazken Torossian, abogado que los representa en la causa, contó que sus clientes desconocen en que condiciones quedaron sus documentos personales y bienes. “Los tres se dedican a la informática y tienen sus herramientas de trabajo allí”, indicó.
Una vez que los damnificados tengan certeza respecto de qué encontrarán en el sitio que fue su hogar hasta el sábado pasado, la defensa evalúa realizar una presentación contra los responsables de la tragedia “para recuperar el ajuar y bienes personales destruidos”.
Además, se incluirá un pedido de lucro cesante por los días en que estuvieron imposibilitados de trabajar, y también por daño moral.
Más testimonios
Otro de los que se acercó espontáneamente a Tribunales fue Santiago, cocinero de “Posto”, el bar que funcionaba abajo de la vivienda afectada. En su relato contó que el derrumbe no ocurrió “de una sola vez, sino que fue en varias partes”.
Al escuchar el primer estruendo, quienes estaban en la cocina pensaron que había estallado un matafuego al divisar humo blanco en el salón. Segundos más tarde, Santiago vio pedazos de escombros en el local y entendió que pasaba otra cosa.
“Relató que ese sector de la cocina se empezó a hundir y, tras sortear varios obstáculos, logró salir por sus propios medios”, contó su abogado Alvar Liendo Almadriz. Santiago sufrió un golpe en la rodilla y padece de una amnesia temporal como consecuencia del trauma vivido.
Si bien el local de bulevar San Juan funcionaba en esa ubicación desde hace más de tres años, el joven trabajaba allí desde hace 16 meses. Era su única fuente de ingresos.
También fueron indagados algunos de los heridos que al momento de la tragedia habían sido derivados al Hospital de Urgencias y por sus propios medios al Sanatorio Allende. Entre ellos se encuentran los amigos de la víctima, Ramiro Alaniz Castro.
Quien aguarda ser citada próximamente a declaración testimonial es María Emilia, la dueña de la vivienda destruida. Su casa de dos plantas presenta graves fallas edilicias tras el derrumbe, por lo que pretende, además de una acción penal, “que respondan civilmente todos aquellos que tengan el deber objetivo de cuidado en el marco de la normativa municipal vigente”, explicó su abogado Carlos Nayi.
Finalmente, la Justicia no descartaría la presentación de María Gabriela Manfredi, ex inquilina del mismo domicilio, quién demandó a la constructora por los inconvenientes que provocó la obra del edificio “María Reina V” hace una década.