Los numerosos productos que se ofrecen en las ferias y el mercado emprendedor de Río Cuarto, encierran grandes historias de superación e inspiración.
La de Grace Aguilar (27) es una de ellas: “Mi nene, Roy, tiene autismo y yo me daba cuenta de que los juguetes que había en el mercado no cumplían con la función que necesitaba, que podría haber otras opciones para ayudarlo en su desarrollo cognitivo”, comienza a contar.
Revela que con apoyo y consejos de una psicomotricista y una fonoaudióloga comenzó a hacerle juguetes a Roy, de acuerdo a sus necesidades. “Lo primero que hice fue un libro sensorial, una página de tela con caritas con las emociones, en el que los chicos pueden cambiar la boquita, los ojos, partes del cuerpo”, relata.
“Yo veía que mi nene se iba conectando y su equipo me comentaba que les servía en las terapias. Así que hace más de un año me animé, con una amiga y mi compañero comenzamos a hacer más y empezamos a vender en ferias, a precios accesibles”, dice.
Explica que dejó su trabajo en una estación de servicio para tener más tiempo para su hijo y la idea de los juguetes se convirtió en un emprendimiento que contribuye cada vez más a su hogar. Valora el gran impulso del programa municipal Trama Emprendedora, que ofrece formación y un local de ventas, en la esquina de 25 de mayo y Sarmiento, donde los emprendedores locales pueden exponer gratuitamente sus realizaciones.
Grace señala que el gran salto lo dio al comprar una impresora 3 D, con la que comenzó a hacer muñecos articulados, con una composición material especial que, al ser manipulado, sirve para calmar la ansiedad. “Mi primer diseño fue una hormiguita y luego agregué animales de granja, dinosaurios. No se quiebran, son funcionales y no se rompen, son de un plástico de algas. Ahora hice un abecedario con impresión 3 D para que lo puedan relacionar con imágenes”, cuenta entusiasmada.
De “la babosita” de Roy a los pedidos en redes sociales en Río Cuarto y el país
Grace cuenta que para su hijo, Roy, el mejor juguete fabricado por mamá es una “babosita” 3D. El mismo la pintó y la decoró y es su gran “calmante” para los momentos de estrés.
La joven ha comenzado a vender a través de las redes sociales, en especial por Instagram @creativa-mente3d. Uno de los juguetes sensoriales que más le piden es un juego de una cañita de pescar, que con un imán va enganchando pescaditos de paño lenci.
Grace dice que la experiencia de los juguetes también redefinió su vocación. Años atrás había comenzado a estudiar Veterinaria, pero hace poco se dio cuenta de que la carrera que le gustaría terminar es terapia ocupacional. “Cambié de carrera porque siento que todo lo que es rehabilitación y desarrollo motriz en niños me llena el alma”, agrega.
Además de diversificar las páginas de sus exitosos “libros sensoriales”, Grace ha comenzado a fabricar pequeños teatros de títeres con muñecos que representan distintos roles. “Es muy satisfactorio ver cómo comparten todos los niños y hasta dejan los celulares para usar estos juguetes. Los creamos a pedido porque hay múltiples necesidades. Tenemos que aprender que todas las infancias y los procesos de los niños son diferentes”, resume la emprendedora.
