El camino de la economía circular empuja, como nuevo paradigma que gana terreno.
Tratados de manera inadecuada, los residuos son un enorme pasivo ambiental: eso ocurre hoy con la gran mayoría de los desechos que generamos en Córdoba y Argentina. También representan un derroche: la reutilización para el reciclado implica asumirlos como un nuevo recurso, de valor económico y con impacto laboral.
La gran mayoría de los municipios cordobeses atrasa en esta materia.
El tratamiento de sus residuos sigue siendo un tema escondido en rincones donde la comunidad no los vea ni los huela.
Recién en los últimos años se fueron sumando más pueblos y ciudades a ensayar modalidades para separar los desechos y promover su reutilización.
Hay una lista de pioneros a reconocer. En ese podio se anotan las localidades de La Para, Camilo Aldao y Justiniano Posse, por ejemplo, que hace más de una década desandan ese camino. La mayor parte de sus residuos ya se reciclan y más del 70% de sus vecinos los separa desde el hogar.
Después, hay una treintena más de localidades que mostraron en los últimos años algunos avances serios (no sólo meros anuncios). Y otras que prometen ahora sumarse.
El impacto ecológico de la basura concentrada y no tratada es enorme. De hecho, representa uno de los grandes problemas ambientales de la provincia de Córdoba.
Pero a los gobiernos de pueblos y ciudades empieza a pegarles también desde lo económico.
Tratar la basura era más caro que sólo arrojarla en un basural a cielo abierto, aunque oculta a los ojos de la gente: por eso se avanzó poco.
Es como cuando tenemos un problema de salud: tratarlo cuesta más dinero que no hacer nada, aunque sólo en el cortísimo plazo y sin medir las consecuencias.
La creación de vertederos regionales de tratamiento está generando a muchos municipios el dilema de que la basura allí recibida supone fletes y costos de procesamiento que antes ni contaban. Entonces, necesitan bajar el volumen que envían a esos predios. Y la reutilización para venta con fines de reciclado es el mejor modo de reducir volúmenes, generando de paso recursos económicos y puestos laborales.
Si no entra por pura conciencia, que el cambio entre por la billetera.
Pero no se puede seguir atrasando.
