La pandemia se hace jirones: caen las últimas medidas de prevención con viajeros, se eliminan requisitos para el uso de barbijos, ya no quedan actividades sin permiso.
Los expertos sugieren que tal vez sea demasiado pronto para eso. Y con menos información, porque ya la vigilancia no es tan dedicada y constante, en todo el mundo advierten sobre variantes que comienzan a preocupar por contagiosidad, cuadros severos o capacidad para saltear la respuesta de las vacunas, como la bautizada Xe o la surgida en África, que recombina la subvariante de Ómicron con elementos de Alpha y Delta, sin una letra griega asignada aún.
El ministro de Salud de Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Caba), Fernán Quirós, vaticinó que este año, tras el invierno, se daría el fin de la pandemia y el tránsito hacia una endemia. Pocas semanas atrás, el ministro cordobés, Diego Cardozo, hizo un pronóstico parecido, pero alertando sobre que aún podrían ocurrir algunas olas de contagios, aunque ya no de la gravedad ni la escala de las pasadas.
Todavía hablan en presente; eso es lo que suena raro de estas expresiones. El común de las personas ya habla en pasado de la pandemia. ¿Qué, no cerraron ya ese antro?
Los datos oficiales dan pie a esa sensación. En el último reporte del Ministerio de Salud provincial se notificó una muerte, tres personas internadas con respirador y 19 en camas reservadas a Covid-19.
Y esto podría consolidarse, cerrando las vulnerabilidades en vacunación. Ya frente a Ómicron dos dosis no eran suficientes, pero tres mejoraban muchísimo la protección. Y allí también se desescaló: en un mes en Córdoba se avanzó apenas tres puntos porcentuales la cobertura con refuerzo incluido en la población, al pasar de 1.466.742 personas (41%) con el máximo de inmunidad posible el 11 de marzo a 1.592.138 personas este viernes 8 de abril (44%).
En estas cuatro semanas, se aplicaron apenas un poco más de 150 mil dosis, contando todo: remanentes de primeras dosis, segundas aplicaciones, refuerzos y cuartas dosis para los grupos a los que fueron habilitadas.
El cierre de los vacunatorios masivos a inicios de este mes fue el reconocimiento de un hecho: ya estaban vacíos y sin demanda. ¿La campaña de vacunación se estancó en este punto? Si esto es así, se puede advertir sobre tres grupos etarios que presentan distinto tipo de vulnerabilidades frente a un eventual ingreso de una variante con similar contagiosidad y evasión de respuestas inmunes a Ómicron:
- Hay casi 50 mil mayores de 70 años sin tercera dosis y otros 50 mil en la misma situación que tienen entre 60 y 69 años.
- Todavía uno de cada tres niños no completó el esquema primario de dos dosis y casi uno de cada cinco no tiene ninguna aplicación.
- En la población adulta joven, la que tiene mayor actividad social y laboral, la cobertura con dos dosis es del 85%, pero con tres aplicaciones, apenas del 40%.
Si en el grupo etario de edad más avanzada el mayor riesgo es a presentar complicaciones que puedan derivar en internaciones, por Covid o porque al combinarse la infección con otra patología el cuadro se hace más crítico; en los otros dos grupos el peligro es a dejar ventanas susceptibles para una rápida replicación y circulación del virus, en un contexto de bajas o nulas medidas de cuidado.
Barbijos y vacunas nos trajeron hasta aquí, hasta este remanso largo tras dos larguísimos años dominados por el Sars-Cov2. Estamos abandonandolos a ambos, sin que el virus pueda aún ser dado por cancelado.
