Delta fue la variante reina durante este 2021. En la actualidad, el 99 por ciento de los casos secuenciados en el mundo pertenecen a esta versión del Sars-COV-2, según la Organización Mundial de la Salud.
Surgió a fines de 2020 en India. Superó a Alpha (Reino Unido) y Beta (Sudáfrica). Y también venció a Gamma (Manaos) y Lambda (andina) en América del Sur. En Córdoba ya representa el 57 por ciento de los casos.
Una candidata a disputarle el trono fue la variante Mu, surgida en Colombia. Un estudio publicado en el repositorio MedrXiv estima que es la versión más contagiosa del coronavirus, detrás de Delta.
La derrota de Mu puede ser una buena noticia, ya que, según una investigación, se trataría de la variante con mayor capacidad de escape frente a la respuesta inmunológica generada por las vacunas y en pacientes recuperados del Covid-19.
Hijas y nietas de Delta
La principal amenaza al reinado de Delta son ahora sus “hijas y nietas”. Esta variante ya tiene más de 120 sublinajes, pero hasta ahora ninguno se ha mostrado muy peligroso.
Hace algún tiempo se hablaba de la variante Delta plus. Es un conjunto de sublinajes que tendrían algún impacto mayor. En Reino Unido, el linaje AY 4.2 de Delta parece ser un poco más transmisible que la variante “madre”.
Evolución diferente
Los expertos también creen que la actual situación de la pandemia quizá no produzca variantes más contagiosas, sino versiones que escapen mejor a la respuesta inmunológica.
Esto porque buena parte de la población mundial ya tiene anticuerpos y memoria inmunológica, por haber recibido la vacuna o porque se infectó y se recuperó. Es probable que prevalezcan las mutaciones que le den ventajas para infectar mejor a esas personas inmunizadas.
Esto podría ocurrir por dos mecanismos:
- Recombinación viral. Es la mixtura de genética de dos o más variantes. Para ello es necesario que haya población sin vacunar y circulación de diferentes versiones del virus. África se podría ajustar a ese escenario.
- Grandes saltos genéticos. Son mutaciones radicales que permitirían la evolución hacia una “súper Delta” o una nueva variante. El paisaje epidemiológico para que esto pueda ocurrir es el de una alta circulación viral con buena cobertura inmunológica.
Allí el virus puede encontrar pacientes nichos, personas inmunizadas pero con un sistema inmunológico debilitado (inmunodeprimidos) como para poder limpiar el virus del su organismo. Las infecciones crónicas podrían haber sido el caldo de cultivo de las variantes ya surgidas. Y estarían asociadas al uso masivo de plasma de convalecientes durante la pandemia.
Monitoreo y vacunas para las nuevas variantes
Frente a este nuevo escenario, equipos científicos creen que el monitoreo genómico debería enfocarse en las “hijas y nietas” de Delta y no tanto en si circulan Alpha, Gamma, Lambda y otras.
En tanto, la industria farmacéutica ya trabaja en desarrollar una nueva generación de vacunas que puedan ser efectivas contra la descendencia de Delta y otras variantes por surgir.
Sin embargo, mientras el Sars-COV-2 tenga seres humanos en los que hospedarse, podrá seguir mutando. Entonces, la mejor estrategia sigue siendo evitar la circulación del virus y disminuir las probabilidades de contagios
Para ello, las medidas de prevención no farmacológicas (barbijo, distanciamiento y ventilación de los espacios cerrados) son claves. Sólo nosotros podemos acabar con el reinado de Delta, sus hijas, nietas y cualquier candidata al trono pandémico.
