Las entidades Sin Estribos y Mesa de Proteccionistas de Animales denunciaron penalmente al Parque de la Biodiversidad y al ente Biocórdoba por supuestos maltratos contra un oso pardo y un puma, a la vez que solicitaron a la Justicia que se los declarara “personas no humanas”. Desde el organismo que depende de la Municipalidad rechazaron de plano las acusaciones, al tiempo que aseguraron que los animales están recibiendo la atención que necesitan.
Andrea Heredia y por Silvia Sastre, titulares de las entidades, indicaron que la denuncia penal quedó radicada en la Fiscalía del Distrito 1, Turno 5. Según Heredia, el oso pardo Voldemort está lesionado por el estrés que le producen las obras que está ejecutando el municipio en la calle Rondeau, donde se construye un “corredor de la biodiversidad”.
El mamífero está aislado de sus padres en un recinto individual. Por el ruido de los martillos neumáticos, el animal “se volvía loco y golpeaba su cabeza contra las rejas”, describió Sastre a La Voz.
Y piden que se reactive el traslado a un santuario ubicado en Estados Unidos.
En el caso del puma, es un ejemplar que ingresó al exzoológico en 2009 con una lesión en una pata, producto de una trampa para zorros. Las proteccionistas difundieron un video en el que se lo ve al animal en su jaula rengo por la lesión en una de las extremidades delanteras.
“En la historia clínica dice que tiene dolor crónico y que se recomienda cirugía. Pero cuando se iba a realizar, fue detenida por orden del director del zoo”, denunció Heredia ante la fiscalía, que también pidió que se lo trasladara a una reserva.
En la denuncia, Heredia pide a la Justicia que se los declare “personas no humanas”, tal como sucedió en 2014 con la orangutana. Esa declaración le garantizó el reconocimiento de determinados derechos, entre ellos el de vivir en el mejor hábitat posible. Por eso fue trasladada a un santuario en Estados Unidos en 2019.
Las dos proteccionistas también se quejaron de que el ente Biocor no está proporcionando información sobre el estado de los animales que residen en el exzoo y aseguran que hay muertes de ejemplares que no se difunden.
Rechazan la denuncia
Desde el ente Biocor rechazaron de pleno la denuncia. El titular del organismo municipal, Enzo Cravero, dijo que los dos animales están recibiendo la atención que necesitan.
Sobre el caso del oso, reconoció que, por la obra de calle Rondeau, se reubicaron animales del sector cercano al parque, pero que a ese animal no se lo pudo trasladar debido a su tamaño. “Junto con especialistas de la Universidad Nacional de Córdoba, se colocaron paneles acústicos y se hizo un trabajo más intenso con la gente que lo acompaña todos los días”, afirmó Cravero
Sostuvo que el animal se “adaptó bien”, al tiempo que remarcó que la etapa más ruidosa de la obra ya culminó. Sobre el traslado a Arizona, dijo que la pandemia no permitió realizarlo, y sostuvo que un grupo de expertos recomendó reubicarlos en el parque, en un sector de 2.700 metros cuadrados donde estará en un espacio separado de su padre y su madre.
Acerca del puma, Cravero dijo que recibe toda la atención necesaria, pero que, por tratarse de una lesión que data de 2009, no es posible una cirugía reconstructiva.
“Se le suministra a diario un medicamento para el dolor, y se está en tratativas con santuarios de la provincia para poder trasladarlo”, explicó.
Sobre el estado de los animales, Cravero afirmó que albergan a más de 1.200, que tienen sus propios ciclos de vida. “Pero el dato que habla de nuestra gestión es que el índice de mortalidad se redujo en un 50 por ciento”, remarcó.
El caso de la orangutana Sandra
En 2014, la orangutana Sandra, que estaba cautiva en el zoológico de Buenos Aires, fue reconocida como “persona no humana”.
Eso implicó que se la considerara “sujeto de derecho” (no “objeto”) y se ordenó al Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, propietario del zoológico y, por tanto, de la orangutana, que garantizara al animal “las condiciones naturales del hábitat y las actividades necesarias para preservar sus habilidades cognitivas”.
En 2019 se concretó su traslado a un santuario en Estados Unidos.
