Fernando Coronel fue condenado a prisión perpetua este viernes por haber asesinado en mayo de 2020 a quien fuera su pareja, Karina Bustos, una abogada de 49 años que se desempeñaba en el área de legales del Ministerio de Educación de la Provincia.
El tribunal de la Cámara Sexta del Crimen integrado por Pablo Brandán Molina, Enrique Rodolfo Buteler y Esteban Díaz Reyna junto a los jurados populares entendieron que correspondía condenar a Coronel le correspondía con la figura de femicidio que prevé como única condena la de prisión perpetua (35 años). Así lo había solicitado el fiscal de cámara, Martín Berger y la querella de la familia representada por el abogado Nicolás Ruades.
En la última audiencia Coronel hizo uso de las últimas palabras en las que se dirigió a los familiares de Karina: “Les pido perdón a los familiares y amigos de Karina. Estoy profundamente arrepentido y dolido”, dijo. En la primera audiencia, que fue el lunes pasado, confesó que él había “tomado del cuello” a Karina provocándoles la muerte y no quiso declarar sobre su accionar posterior, que fue poner su cuerpo en un cajón de madera y llevarlo a un descampado donde le prendió fuego.
Un día después de la confesión dijo que todo se trató “de un error, de un accidente” y que él no era “ni un violento ni un asesino”, dirigiéndose a la familia.
Beatriz, la madre de Karina también hizo uso de la palabra en la última audiencia, a través de una carta que leyó su hija Natalia: “Este es uno de los días más tristes de nuestras vidas. Kari al menos quedó en una parte de nosotros y sabemos que la hicimos inmensamente feliz”.
En otra parte de la carta de la mujer, que fue leída por Natalia (hermana de Karina), dijo: “Ella cumplió como muy pocos seres humanos lo que debe hacerse en esta vida: ser y dar amor como hija, hermana, sobrina, tía, amiga, madrina, cuñada y colega”.
A lo largo del juicio se comprobó mediante todo tipo de pruebas y testimonios que fue Coronel quien la asesinó y que lo hizo en un contexto de violencia de género, la mató por ser mujer. Karina ya lo había denunciado en una oportunidad.
La causa
Aquel 12 de mayo de 2020, por la mañana, los vecinos del barrio Villa Martínez, al oeste de la ciudad de Córdoba, hallaron un cuerpo calcinado en un baúl de madera. Por el estado del cadáver no se podía saber si era de una persona adulta o de una niña.
Con el correr de las horas y frente a la desaparición de Karina, las pistas comenzaron a apuntar a Coronel. A pesar de que aún no identificaban al cuerpo, la mujer estaba desaparecida y un video de la cámara del edificio en el que ambos vivían hizo presumir lo peor.
En el video aparecía Coronel arrastrando un cajón de las mismas características que el que había aparecido en Villa Martínez. Luego, un conocido del hombre que había sido identificado en el lugar del incendio, declaró que fue el mismo Coronel quien le pidió ayuda para llevar el cajón hasta el lugar con el pretexto de que en el interior del mismo había un perro muerto.
Este hombre, de apellido Moyano, estuvo imputado en un inicio por encubrimiento y luego fue sobreseído.
La causa que estuvo primero en manos del fiscal Ernesto de Aragón y luego del fiscal de violencia familiar, Cristian Griffi, que luego avanzó en el reconocimiento del cuerpo en base a las piezas dentarias y del cabello de Karina del que se extrajo su ADN.
Karina fue quinta víctima de femicidio de un total de 13 en el año 2020.
