“Con poco pan y menos trabajo. Así nos encuentra la fiesta de San Cayetano este año”.
Con estas palabras, la Vicaría de los pobres de la Iglesia de Córdoba inicia un comunicado en el que reflexiona sobre la situación social, en una fecha en la que suelen concentrarse grandes cantidades de fieles para agradecer, y este año, más que nada, para pedir.
“Este es el clamor que escuchamos a diario en nuestras parroquias, capillas, comedores, cooperativas, grupos de trabajo. El clamor de quienes están sufriendo el mayor ajuste económico al que ha sido sometido nuestro país. Muchos de ellos son vecinos de barrios populares, periféricos, y aunque desde hace años son víctimas de un permanente empobrecimiento, en los últimos tiempos esta situación se ha visto brutalmente agudizada y también, muchos otros hermanos que gracias a su trabajo tenían un mejor nivel socioeconómico de vida, hoy afrontan el drama de la pérdida del empleo y todas sus consecuencias”, describe el comunicado de la Iglesia.
Para los religiosos, “decir poco pan y menos trabajo no es solo visibilizar un problema económico, es asumir que se trata de un drama espiritual, humano y político. Poco pan y menos trabajo significa estar sin rumbo, sin mesa compartida, significa vivir con miedo y con necesidades básicas no atendidas”.
“‘No quiero que me den nada, quiero trabajar y ganarme el pan para mí y para mis hijos, quiero comer en mi casa, con mi familia y elegir qué comer’', dicen con dignidad nuestros hermanos y hermanas con la voz, pero también con sus ojos cansados inundados de lágrimas”, resaltan, en otro tramo.
En el comunicado citan que el trabajo justamente remunerado, es un derecho humano fundamental. Y recuerdan el “¡Trabajo, quiero trabajo, porque esto no puede ser!”, de Atahualpa Yupanqui y al Papa Francisco, con una reflexión entre la diferencia de tener pan y de tener trabajo: “A San Cayetano pedimos pan y trabajo. El pan es más fácil conseguirlo porque siempre hay alguna persona o institución buena que te lo acerca, pero el trabajo es tan difícil lograrlo, sobre todo cuando seguimos viviendo momentos en los cuales los índices de desocupación son altos. El pan te soluciona una parte del problema, a medias, porque ese pan no es el que ganás con tu trabajo. Una cosa es tener pan para comer en casa y otra es llevarlo a casa como fruto del trabajo. Y esto es lo que confiere dignidad. Cuando pedimos trabajo estamos pidiendo poder sentir dignidad; y en esta celebración de San Cayetano pedimos esa dignidad que nos confiere el trabajo; poder llevar el pan a casa”.
El documento recupera datos: “hoy en la Argentina, y especialmente en Córdoba, el dolor del desempleo y la precarización se han hecho estructural. La desocupación alcanza al 9,2 % en el Gran Córdoba y más de la mitad del trabajo privado está en la informalidad, el 55 % de los trabajadores en nuestra provincia no tiene aportes ni protección laboral, esta situación se agrava en jóvenes, mujeres y migrantes que son los últimos en ser contratados y los primeros en ser descartados”.
La comunicación cierra con una reflexión del arzobispo Ángel Rossi: “El evangelio nos impulsa a mirar con ternura a quienes el mundo mira con desprecio. A San Cayetano le agradecemos por quienes tienen un trabajo digno, bien remunerado, y por quienes sostienen las fuentes de trabajo en estos momentos críticos. Le pedimos por quienes sufren el desempleo o trabajan en condiciones humillantes. Le pedimos, también, que el drama de la desocupación esté en el centro de las preocupaciones y proyectos de las autoridades de la República, de la Provincia, de nuestras ciudades y pueblos, de los empresarios y de todos aquellos que cuentan con los medios para generar condiciones de vida más acordes con la justicia social, priorizando a nuestros hermanos más pobres”.
La misa central se hará en la parroquia de Altamira, Río Paraná 1249, y estará presidida por el propio Rossi. Ese templo está abierto este jueves desde las 7 y seguirá recibiendo gente hasta las 21.