En homenaje y oración por el eterno descanso del Papa Francisco, el arzobispo Ángel Rossi celebró este lunes una misa en la explanada de la Catedral de Córdoba. La ceremonia inició a las 19, pero ya desde antes de las 18 comenzaron a llegar algunos fieles.
Mientras finalizaban los preparativos, un coro autoconvocado de distintas comunidades parroquiales entonó himnos religiosos para recibir a los asistentes. Con el correr de lo minutos fueron llegando más fieles. Aunque en su mayoría eras adultos y mayores, también se notó mucha presencia de jóvenes.

Cerca del comienzo, llegó el gobernador Martín Llaryora acompañado por el intendente de Córdoba, Daniel Passerini, el titular del Tribunal Superior de Justicia, Luis Angulo, y el exgobernador Juan Schiaretti, entre otras personalidades y autoridades invitadas.
La ceremonia dio inicio con unas palabras de presentación, una pieza musical y una procesión en la que hizo su entrada el arzobispo Rossi. Estuvieron presentes alrededor de 60 curas de distintas parroquias.

“El pontificado de Francisco fue gestual, porque con sus gestos nos hizo saber que otro mundo es posible, que el sistema económico basado en la idolatría del dinero enriquece a pocos y convierte a la mayoría en masa sobrante”, comenzó Rossi.
Y siguió: “Que la actitud de los países ricos frente a los emigrantes, muchos de los cuales mueren intentando llegar a las costas europeas, es una vergüenza. Vivimos en una burbuja de consumo y con el corazón anestesiado ante el sufrimiento humano”.
El arzobispo remarcó el compromiso del Sumo Pontífice con sus fieles. “Él decía que hay que evitar el autoritarismo en la Iglesia y que no hay que teorizar desde el laboratorio, sino experimentar la realidad del pueblo. Y nos invitó a respetar la diversidad”, valoró.

“Francisco nos previno de la autoreferencialidad, de ser una Iglesia que se mira el ombligo. ‘Prefiero una iglesia herida por salir, que enferma por cuidarse’, decía. Fue audaz, no se echó nunca atrás, por más que intentaron voltearlo con calumnias y con ataques”, expresó.
Y sumó: “A los hombres de gobierno les recordó que su misión era cuidar la fragilidad del pueblo y no aprovechar el poder para obtener beneficios personales. Que debían cuidar a la gente para sostener y promover a los más débiles”.
La misa finalizó luego de que la mayoría de asistentes recibieran la comunión y se realizara una oración para pedir por el descanso eterno del Papa. El cierre llegó cuando varios fieles gritaron “¡Viva Francisco!”.
La gratitud de los fieles
“Por tu amor a los enfermos y frágiles. Gracias Papa Francisco”, rezaba una pancarta entre la multitud. “Todos. Todos, Todos. Gracias Papa Francisco”, decía otra. En un clima de profundo recogimiento y reflexión, algunos de los asistentes expresaron su gratitud hacia Francisco.
“A veces me asustaban algunas de sus medidas porque eran muy avanzadas, pero después entendí que todo venía del amor y la misericordia. Él era un pastor con olor a oveja y quería que la iglesia se abra a todos”, comentó María Asunción.

“Nos parece valioso estar acá en estos momentos donde el mundo está tan deshumanizado y es tan cruel. Despedir al Papa y a su legado de amor, de pensar en el otro, de ser solidario y de estar para los que menos tienen es muy importante”, sumó, emocionado, Héctor Franco.
Los más jóvenes también mostraron su reconocimiento. “Tenía mucha cercanía con nosotros y decía cosas que nos llegaban. Era más abierto”, admitió Catalina Sola. “Por la forma en que se expresaba, convirtió el mundo religioso en algo que nosotros podíamos entender”, agregó Santiago Ferla.