En ocasiones, la adicción al alcohol es totalmente invisible. No obstante, este trastorno tiene grandes implicaciones para la salud mental y física.
El alcohol no sólo afecta al comportamiento, sino que produce una serie de efectos nocivos en el cerebro y el cuerpo.
Por un lado, altera áreas clave como la corteza orbitofrontal y la ventromedial, afectando la capacidad de inhibición, regulación emocional y toma de decisiones. También puede ocasionar trastornos de personalidad, demencia y aumenta el riesgo de comportamientos violentos y delictivos.
Respecto al cuerpo, en etapas tempranas causa descoordinación y somnolencia, mientras que a largo plazo contribuye a problemas cardiovasculares, disfunciones sexuales y enfermedades mentales. Además, el alcohol es un carcinógeno probado y el consumo de alcohol aumenta el riesgo de sufrir distintos tipos de cáncer, como el de mama, de hígado, de cabeza y cuello, de esófago y el colorrectal.
Con motivo del Día Mundial sin Alcohol, que se celebra este viernes 15 de noviembre, expertos de la Clínica López Ibor ofrece una serie de consejos para saber si una persona padece de alcoholismo.
Cómo saber si soy alcohólico: 10 claves para reconocerlo
- Consumo en exceso y en cualquier ocasión, es decir, ingerir grandes cantidades de alcohol, incluso a solas.
- Normalizar el consumo en cualquier situación y justificar la toma de cerveza y vino con un “no cuenta”.
- Sentir deseo de beber constantemente.
- Falta de control, ausencia de límites al beber.
- Alteración de conducta, actitudes violentas o agresivas, tanto sobrio como ebrio.
- Falta de interés por actividades habituales: Abandono de hobbies y proyectos.
- Pérdida de relaciones sociales significativas por buscar pasar tiempo con otros bebedores.
- Síndrome de abstinencia, sentir ansiedad, fiebre, temblores al dejar de beber.
- Intentos fallidos de dejar el alcohol, imposibilidad de mantener la abstinencia.
- Riesgos laborales y sociales: Falta de control que afecta la vida laboral y personal.
Claves para afrontar el alcoholismo
- Evaluación y diagnóstico personalizado y completo para adaptar el tratamiento.
- Terapia individualizada para trabajar los patrones de comportamiento y abordar la Patología Dual, en caso de que esté presente.
- Apoyo farmacológico ya que en casos de abstinencia, el soporte médico es fundamental para reducir el riesgo.
- Terapias grupales y de apoyo mutuo con personas en la misma situación para compartir experiencias y recibir apoyo.
- Desarrollo de habilidades de afrontamiento para lidiar con el estrés y prevenir recaídas.
- Planificación y seguimiento a largo plazo, estableciendo metas realistas y ofreciendo apoyo a largo plazo en su reinserción social.
