La teleasistencia domiciliaria de adultos mayores es un servicio poco conocido en Córdoba pero que ofrece una alternativa muy útil para brindar seguridad a las personas que tienen algún grado de dependencia física y viven solas en sus hogares.
También otorgan una cuota de tranquilidad a los familiares que por diferentes motivos no pueden acompañarlos de cerca ya que está pensada para dar respuesta a cualquier situación de necesidad o urgencia las 24 horas del día.
El mecanismo consiste en un equipo similar a un reloj o pulsera que incluye una especie de “botón antipánico” que el paciente presiona para pedir ayuda ante una situación límite y recibir asistencia inmediata.
Aparte de la pulsera está la posibilidad de usarlo como un colgante, en ambos casos resistente al agua. Lo importante es que el adulto mayor pueda llevarlo siempre consigo y hasta bañarse con él para poder dar aviso de cualquier situación de caída, un grave problema en la población mayor.
“Las caídas ocurren generalmente en el tránsito de la cama al baño y de noche. Por eso la habitación y el baño son los principales lugares de caída de los adultos mayores”, explicó en diálogo con La Voz Gustavo Oviedo, gerente de Tempocon, empresa cordobesa dedicada al cuidado profesional de adultos mayores.
Entre los servicios que ofrecen está “Salva” un dispositivo dedicado a la teleasistencia que actualmente utiliza un 15 por ciento de sus pacientes y que les está dando muy buenos resultados para cubrir esta necesidad de las personas mayores y de sus familiares.
“Se utiliza principalmente para casos puntuales en los que los familiares del adulto mayor viajan mucho o viven en otra localidad. También cuando viven en la misma ciudad pero no pueden estar cerca del familiar”, agregó Oviedo.
Funcionamiento y costos
El dispositivo en forma de pulsera o colgante está conectado a un aparato receptor central en la casa que mediante una línea telefónica se comunica con una central telefónica disponible las 24 horas del día.
De esta manera, al accionar el pulsador que la persona lleva consigo, el centro de atención se pone en contacto con el usuario a través de un altavoz y un micrófono en el aparato receptor que permite la comunicación entre ambos para brindar contención mientras el paciente espera la asistencia.
“La central telefónica recibe la alarma y se comunican con un servicio de emergencia que ya tenemos asignado para cada familia. Paralelamente hablamos con el familiar del paciente para que esta persona se acerque también a asistirlo”, detalló Oviedo.
En principio, el dispositivo cubre una distancia de 100 metros a la redonda de donde esté ubicado el aparato receptor central pero hay otros equipos que incluyen un sistema de geolocalización que monitorea al paciente por el área donde esté transitando.
El equipo se entrega en comodato y requiere de un proceso de instalación similar al de una alarma domiciliaria para el cual es necesario contar con una línea de teléfono fijo ya instalada. El costo implica un aporte mensual que ronda entre los 14 mil y 16 mil pesos.
Rapidez y efectividad
Agustina convive con su abuela y sus padres pero debido a ocupaciones laborales y de estudio muchas veces no están presentes en el hogar y la franja horaria en que esta permanece sola era una preocupación para todos.
“Mi abuela tiene 81 años y tiende a perder mucho el equilibrio y en numerosas oportunidades que estuvo sola se ha caído. Algunas veces salió todo bien pero en otras ha sufrido fracturas y operaciones”, contó la joven a La Voz.
Ante este problema la familia optó por alguna forma de tener un control o un aviso de alerta cuando ocurriera algún incidente. Investigando dieron con Salva y quedaron muy conformes y sorprendidos con la efectividad y la rapidez del servicio.
“Costó un poco convencer a mi abuela de su uso pero después de varias explicaciones lo comenzó a usar. Cuando le fallaron sus piernas y tuvo otro accidente pudo comprobar lo útil que era”, destacó.
Y agregó: “Ella presionó el botón y automáticamente se comunicó con una central. Esa central nos llamó a mi mamá y a mí para avisarnos que mi abuela se había caído y que no se podía enderezar.
“Pudimos asistirla rápido para evitar que hasta la hora que lleguemos al domicilio esté expuesta y tirada en el piso pasando frío o sufriendo dolor. Además, la central la contuvo telefónicamente hasta que llegamos nosotras”, cerró.
