A la hora de buscar una pareja, los jóvenes solteros cuentan con varias opciones; y para ello, las aplicaciones de citas son protagonistas. Entre las más descargadas para los sistemas Android e iOS, sobresalen Tinder, Happn, Badoo, Bumblee, Happn, Bumblebee, Inner Circle, Iris y Grindr.
Sin embargo, muchas personas prefieren evitar estos medios virtuales y conocerse “a la antigua”, o directamente no socializar con otras personas con tal de no usarlos. Para ellos existe una opción distinta que nació en Córdoba y que luego se expandió a otros países.
El club de solteros nació en 2016, a partir de la experiencia personal de su creadora, quien luego de terminar una relación notó que la mayoría de sus amigos estaban en pareja y no podían acompañarla en las salidas.
Sus amigos solteros se juntaron con la idea de salir y armaron un grupo en WhatsApp que se llamó El club de solteros. El objetivo era proponer planes para hacer en conjunto.
“Las aplicaciones nunca me gustaron, me parecen superficiales. Pensé que, seguramente, otros pensaban igual que yo, y ahí se plasmó la idea del club con la idea de conectar para salir”, cuenta en diálogo con La Voz la periodista Ivana Franco, fundadora del club.
En concreto, el club ayuda a socializar a solteros y a solteras interviniendo en la organización de las salidas para que se concreten. Ivana explica que, de alguna manera, es como ese amigo que “se pone la camiseta” para organizar, ya que al empezar a conocer personas el compromiso es bajo y cuesta que la reunión se haga realidad.
“La mecánica es totalmente distinta frente a las aplicaciones. Nosotros conectamos para vernos, hay una contribución hacia una socialización más activa para sacar al soltero de una actitud tan pasiva fomentada por la virtualidad. El club trata de llevar adelante esta misión de hacer amigos reales”, aclaró.
Será luego en el cara a cara cuando los lazos se naturalizarán y se generarán relaciones que deriven a diferentes lugares, pero la idea es conocerse primero. Todo esto favorece encuentros más naturales porque los solteros descartan la incomodidad y la presión de gustarle a alguien que puede generar el formato de una cita tradicional.
Cómo funciona
La dinámica del club rompe con los encuentros de a dos, y las reuniones son en grupos seleccionados según dos parámetros: que tengan el mismo rango de edad y que vivan en la misma ciudad.
Quien quiera unirse debe entrar a la página del Club de Solteros y llenar un formulario. Los coordinadores de cada ciudad los analizan y conforman grupos con un mínimo de seis personas. Luego organizan la salida, el horario, el lugar y hacen una reserva consultando con los participantes.
Una vez definido todo, se pone en contacto a los integrantes un día antes de la salida en un grupo de WhatsApp para que se contacten, confirmen asistencia y muestren su credencial personal con la información del formulario, el cual es un requisito para garantizar la seguridad virtual. El coordinador no asiste a la reunión.
Los condicionantes para socializar
A través de los siete años de funcionamiento, desde el club relevaron algunas dificultades que los solteros muestran a la hora de conectar con otros, en especial en aquellos que superan los 30 años.
“La excusa siempre es la de no tener tiempo, nos tapamos de ocupaciones y la vida social en un +30 es muy importante, tenés que dedicarle tiempo. Nadie puede resolver sus problemas cuando quiere socializar solo, la comunidad soltera necesita pares para hacer cosas”, describe Ivana.
La clave del club entonces se convirtió en ayudar a estos solteros que nunca tienen tiempo, en gran parte por ser emprendedores y estar abocados a proyectos personales, a interesarse por el otro, hacer espacio en sus ocupaciones y permitirse compartir momentos.
Salir a fiestas es otro condicionante a la hora de conocer gente porque los mayores de 30 dejan de preferir ese plan y optan por la salida en bares. Es por este motivo que el club tiene este tipo de reuniones como la principal forma de reunión. Luego pueden surgir entre ellos otros planes, que van desde comer un asado hasta hacer trekking.
Las experiencias
Para la mayoría de quienes participan, el club ha sido una ayuda en momentos de separaciones y la oportunidad de crear lazos duraderos. Gonzalo tiene 41 años y contó a este medio que llegó al club tras terminar una relación de 18 años.
“Empecé a participar de los grupos, a conocer gente muy copada, hacer juntadas, salidas, y se fue formando un grupo de amigos. Con algunos de ellos sigo en contacto y hacemos reuniones, asados, noches de joda o escapadas a las Sierras”, explicó.
Patricia (41) conoció el club a través de una publicación en Instagram y admite que sintió muchas dudas antes de entrar por no saber si iba a caer bien. Hoy la considera una de las mejores elecciones que ha hecho: “Amplié mi círculo social y conocí gente con el mismo nivel de locura que el mío. Estoy más que agradecida”, contó a La Voz.
Para Erika (39), lo mejor del club es que no es un lugar de citas, sino algo “real y tangible” donde te sentás con gente, conocés su cara y los escuchás. “Algunos amigos de mi prima empezaron a participar del club y me contaron que la propuesta era salir y hacer amigos. Ahí empezaron las salidas en el bar una vez a la semana y después surgieron juntadas en el campo, la pileta y otras cosas fuera del club”, detalló.
La pandemia fue una etapa difícil para el funcionamiento del club, pero las reuniones no se detuvieron. De esto fue testigo Estefanía (41), quien ingresó “obligada” por su mejor amiga, ya que ambas se habían separado hacía poco tiempo.
Según cuenta, atravesaron la pandemia con reuniones que se hacían por Meet, muchas de las cuales se extendían hasta la madrugada: “Hacíamos una lista de temas y salía reunión. Ahora, en abril, cumplimos dos años de amistad y en el grupo hasta hubo dos embarazos de los que nacieron dos bebés hermosos”.
