Hace unas semanas, el intendente Martín Llaryora decidió un enroque en la estructura orgánica de la Municipalidad de Córdoba que pasó casi inadvertida: en un reacomodamiento que incluyó la creación de nuevas secretarías, se produjo el traspaso de la Subsecretaría de Tránsito (llamada “Conectividad Vial”) desde Gobierno, encabezada por Miguel Siciliano, a Desarrollo Metropolitano, a cargo de Gabriel Bermúdez.
La subsecretaría ya tiene un nuevo titular: César Dottori, quien se desempeñaba en la Dirección de Tránsito y Educación Vial. Asumió en lugar de Justo Casado.
Como dato extra: Llaryora mantiene la división con Transporte, que continúa con rango de Secretaría, con Marcelo Rodio como titular.
La modificación buscó reimpulsar un área de vital importancia para la vida en la ciudad, que va desde la capacidad de respuesta de la Policía de Tránsito ante el control y eventualidades en las calles y avenidas, pasando por la inminente finalización del proceso licitatorio de la modernización semafórica, hasta la adopción de medidas que fortalezcan la seguridad vial y la planificación para mejorar la movilidad.
Según pudo averiguar La Voz, Bermúdez plantea varios frentes de acción. El primero tiene que ver con la implementación de operativos en los accesos desde los barrios por fuera de Circunvalación, tanto en el norte como en el sur, que se encuentran en obras de ampliación. Allí se dispusieron inspectores para intentar ordenar los atascos que se producen por los trabajos que ejecuta Caminos de las Sierras.
Además, se quiere que haya más presencia de los inspectores en la calle, agilizando el tiempo de respuesta ante cortes, y que se produzca un efecto disuasivo en sitios donde las infracciones son moneda corriente, como las escuelas en los horarios de ingreso y de egreso. Aunque este punto choca con que hay sólo 300 agentes, mientras que en la década de 1980 eran el doble.
También se quieren acelerar las tareas de demarcación horizontal en las calles y las avenidas que fueron recientemente repavimentadas, como la Colón o el bulevar Illia-San Juan. Las tareas se concentrarán en el Centro y el macrocentro, con dos particularidades: se trabajará de noche, y en paralelo se repintarán los cordones.
Otra situación inminente es la adjudicación de la licitación para modernizar el sistema centralizado de semáforos. Se trata de un proceso que inició Miguel Siciliano, que días atrás tuvo la apertura de las ofertas económicas, y que debe resolverse en los próximos días. De allí, Bermúdez espera conseguir los datos que le permitan tomar medidas tendientes a mejorar la circulación en la ciudad.
Tecnología, con atraso
En Tránsito municipal, hay un evidente atraso tecnológico.
Las actas de infracción se siguen labrando en talonarios de papel, no existen dispositivos electrónicos que ayuden a controlar la velocidad en las calles o verificar el cumplimiento de la Inspección Técnica Vehicular (ITV). Tampoco hay cámaras o sensores que recojan datos sobre los flujos vehiculares, para que con esos datos se tomen medidas tendientes a agilizar la circulación.
En esa línea, se pretende avanzar en el desarrollo de una aplicación que permita el labrado de actas de infracción utilizando un celular. También se quiere avanzar en la instalación de radares fijos en avenidas donde no se respetan los límites de velocidad, como hizo esta semana la ciudad de Rosario.
El objetivo es que la Municipalidad tome como propia la agenda de la seguridad vial, ya que Córdoba es una de las ciudades con mayor siniestralidad del país. Y para eso, es necesario controlar las velocidades.
Otra de las medidas en ese sentido es la ampliación de zonas lentas, como sucedió en calle San Jerónimo o en Nueva Córdoba. Esas medidas tienen un efecto directo en la disminución de los siniestros viales y dotan los espacios de más seguridad.
Bermúdez también tiene en su despacho el expediente del plan de ciclovías que se inició en diciembre del año pasado y que aún no tiene una resolución final. Se trata de un proyecto que fue anunciado por Llaryora y que pretendía crear una red para bicicletas uniendo la infraestructura existente, pero que no se ha concretado.
Por el contrario, se fueron perdiendo algunas de las sendas que se habían habilitado, como la de calle San Jerónimo, en barrio San Vicente, de la que ya no queda nada. Se había prometido construir una nueva ciclovía por el medio de esa arteria, pero tampoco hubo avances al respecto.
