María Noel de Castro Campos, una ingeniera de 26 años oriunda de Salta, Argentina, alcanzó un hito trascendental al ser una de las solo nueve personas seleccionadas a nivel mundial para participar en Project PoSSUM (Polar Suborbital Science in the Upper Mesosphere).
Este programa de formación científica, impulsado por el Instituto Internacional de Ciencias Astronómicas (IIAS) en colaboración con la Nasa, está diseñado para preparar a los futuros astronautas mediante simulaciones espaciales, vuelos de gravedad cero, operación de trajes presurizados, manejo de emergencias y ciencia aplicada.
Quién es María Noel de Castro Campos
Aunque Project PoSSUM no garantiza un viaje directo al espacio, representa un paso crítico y una etapa clave en la cadena de formación para misiones más ambiciosas.
La pasión de Noel por el espacio es un sueño de infancia que comenzó en las noches estrelladas de Cafayate, Salta, preguntándose “qué había más allá”.
Desde temprana edad, se destacó por su inclinación por las matemáticas y la física, lo que la llevó a estudiar Ingeniería Biomédica en la Universidad Favaloro y, posteriormente, a cursar una Maestría en Ingeniería Aeroespacial.
Su formación multidisciplinaria le permitió unir ambas áreas para trabajar en la salud humana en entornos extremos como el espacio.
Actualmente, se especializa en bioastronáutica, un campo que estudia la respuesta fisiológica del cuerpo humano a condiciones espaciales como la microgravedad y la hipoxia, así como el diseño de equipos de soporte vital y trajes espaciales más eficientes.

“Desde chica, mis papás me llevaban a Cafayate, en Salta. Durante la noche, cuando el cielo estaba bien despejado, nos tirábamos en el piso a mirar las estrellas. No había luces de ciudad, solo el cielo lleno de puntitos que parecía infinito. Recuerdo estar ahí acostada, preguntándome qué había más allá de todo eso. Creo que ahí fue donde empezó todo, en esas noches en el norte, con el sonido del viento y el cielo tan claro que parecía que podías tocarlo”, relata María Noel y asegura que ese fue el momento en el que se planteó: “Quiero saber más, quiero estar ahí afuera algún día”.
El camino para convertirse en astronauta es sumamente exigente, tanto emocional como físicamente, y requiere una combinación de inteligencia, aptitud física, entrenamiento técnico, trabajo en equipo y capacidad para manejar situaciones de alto estrés.
María Noel se somete a entrenamientos intensos, incluyendo vuelos parabólicos que simulan la ingravidez (donde ha demostrado una notable resistencia a los vómitos que afectan a la mayoría), simulaciones de microgravedad, manejo de trajes espaciales presurizados, pruebas de hipoxia con niveles de oxígeno equivalentes a altitudes de más de 7000 metros, y simulación de fuerzas G.
Además, se capacita como piloto, buzo y paracaidista, habilidades cruciales para un explorador espacial.

¿Podría convertirse en la primera astronauta argentina?
Su mayor deseo profesional es ser la primera astronauta argentina y representar a su país en una misión espacial, llevando no solo la bandera argentina, sino también el talento de toda Latinoamérica. El sueño gigante de viajar a Marte es un reto científico enorme que requiere soluciones multidisciplinarias en ingeniería, medicina y biología, dado que el cuerpo humano está adaptado a la Tierra y sufre efectos significativos en el espacio.
La Nasa ya está desarrollando simulaciones terrestres, como la misión CHAPEA, para recrear los desafíos de una expedición humana al Planeta Rojo.
Para financiar su rigurosa formación y entrenamiento, María Noel ha firmado un contrato de representación con la Space Kids Foundation, que busca captar donaciones del sector privado.
Con su trayectoria y el perfil que ha desarrollado, María Noel de Castro Campos no solo personifica el futuro de la exploración espacial, sino que también envía un poderoso mensaje a las nuevas generaciones: “Que sueñen en grande, que pregunten, que aprendan y que no se rindan cuando algo parezca difícil”.
En distintas notas que ha dado en los últimos meses, ella asegura que “el espacio no es solo para unos pocos”, y que con preparación, determinación y sin apagar los sueños de los niños, “no hay nada que no esté al alcance de todos”.